Hotel Singular Revista ED

Singular

No es necesario ir a la Patagonia para vivir la experiencia de alojarse en The Singular. Su segundo hotel acaba de inaugurarse en el barrio Lastarria y sigue la misma lógica de lujo, elegancia e historia que tiene el de Puerto Bories. El lugar tiene el encanto de los clásicos hoteles europeos.

The Singular Lastarria busca traer a la memoria la elegancia, la calidez y la tranquilidad de las antiguas casonas de Santiago. Da la impresión de que el edificio llevara años en ese lugar, sin embargo acaban de construirlo. Su arquitectura se inspira en el estilo neoclásico francés y los materiales nobles de la construcción aportan ese toque atemporal que lo hace encajar perfecto entre las históricas fachadas del barrio Lastarria. Por dentro, la elegancia del mármol, las maderas naturales, los papeles murales pintados y los textiles finos se entremezclan con la decoración para lograr un lujoso y exclusivo resultado. Todos los muebles fueron elegidos minuciosamente y traídos de distintas partes del mundo y las paredes están llenas de cuadros de diversos estilos.

La mezcla de antigüedades con elementos contemporáneos “da la sensación de una casa grande en la que se guardan recuerdos del pasado y se combinan con cosas del presente”, explica Germán Margozzini, arquitecto que estuvo a cargo del interiorismo para la oficina Enrique Concha & Co.

Basta con entrar para sentirse de viaje; la calma, la música tranquila y la amabilidad con que lo reciben hacen olvidar que uno está en el centro de Santiago. Lo mejor es que no es necesario alojarse para poder disfrutar de la comodidad de este ambiente. The Singular es ideal para ir a comer, pasar una tarde en el spa e incluso realizar reuniones de directorio en sus lujosos salones. Independiente de cuál sea el pretexto, el buen servicio y la calidad gastronómica están más que asegurados. “Estamos muy enfocados en la experiencia que tiene nuestro público, buscamos que se sienta como en su casa”, cuenta Nicolás Salhi, Managing Director de The Singular.

En el noveno piso el panorama es totalmente distinto al del resto del hotel, más moderno y relajado. En este sector se une la terraza, la piscina y el bar en un solo espacio abierto al público, que busca imitar los rooftops que hay en Nueva York y en las grandes ciudades, “donde se da bastante vida nocturna y se arman ambientes entretenidos, sobre todo en la época de verano”, explica Nicolás Salhi.

“La inspiración vino de algunos bares antiguos que vimos y lo reinterpretamos para que tuviera este look más moderno y se generara el quiebre y la sorpresa al llegar al último piso”, cuenta Germán Margozzini.

Mientras el barman se esmera en preparar los tragos, la gente se instala en la fila de sillones de cuero que están frente a la barra, a la misma altura del que los atiende. Por mientras, el resto de los clientes están en las mesas, en la terraza e incluso la piscina. “La idea es que este bar se conecte con la terraza y el exterior”, explica Federico Prieto, arquitecto a cargo del proyecto, quien agrega que todos los ambientes conforman un gran espacio integral.

La vista desde este piso muestra la cara poco conocida de Santiago: su quinta fachada. Desde ahí no sólo se ven los techos, también los cerros Santa Lucía y San Cristóbal y las copas de los árboles del Parque Forestal. La sombra de las plantas que hay en los maceteros y el ruido del agua de la piscina, que cae en una mini cascada, ayudan a capear el calor y crean un ambiente fresco y relajado, ideal para hacer un after office en las tardes del verano.

Merced 294, Barrio Lastarria.

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