Utopía en el Támesis, la primera Bienal de Diseño de Londres

La primera version de la Bienal de Diseño de Londres era una invitación a volver a imaginar el mundo a través del poder del diseño contemporaneo. Una mirada hacia el pasado, presente y futuro donde 37 paises cuestionaron los principales desafíos que enfrenta la humanidad. El pabellón chileno, a cargo de los arquitectos Andrés Briceño y Tomás Vivanco,  sorprendió con The Counterculture Room, un proyecto inspirado en el sistema Cybersyn, la “proto-internet” desarrollada en Chile a principio de los años 70.

“Utopia” o “Utohpus”, fue la ciudad que en 1516 Tomás Moro imaginó en su libro homónimo para plantear una sociedad orientada al bienestar de sus habitantes. 500 años más tarde, fue el tema central de la primera Bienal de Diseño de Londres, una iniciativa a cargo de Christopher Turner, reconocido editor de la revista de diseño Icon, quien dejó su cargo para asumir este nuevo desafío. Según el arquitecto, la invitación era a cuestionar lo que actualmente consideramos utópico, y así plantear nuevas y mejores sociedades. Siguiendo el modelo de bienales como las de Arte y Arquitectura de Venecia, Utopia by Design se planteó como un laboratorio de ideas sobre futuros multiculturales, y lo más importante, inspiradores.

Para darle forma a esta primera versión, se eligió el Somerset House Building, un imponente edificio del siglo XVII construido a orillas del Río Támesis, que hasta hace poco albergó las oficinas del gobierno británico. En la actualidad, la emblemática Casa Somerset se ha transformado en una reconocida plataforma para los mejores exponentes de la plástica internacional. Un espacio que abarca más de dos cuadras donde conviven restaurantes, oficinas de diseño y salas de exhibición. El edificio también es sede de la oficina nacional de literatura y de la aplaudida Courtauld Gallery Collection.

Para esta convocatoria el director de la Bienal mostró especial cuidado en generar una coherencia curatorial con todos los participantes. Treinta y siete países fueron llamados a desarrollar temas como la migración, el cambio climático, la sustentabilidad, la equidad social, entre otros.  Según el presidente de la Bienal, Sir Jhon Sorrel “nos enfrentamos a un intercambio vigoroso de ideas e ingenio, donde el diseño trae consigo cambio social y crecimiento económico”. Esto quedó demostrado en coloridos y ambiciosos pabellones donde lo principal fue provocar y hacer pensar a los visitantes. Es el caso de El Líbano, que a cargo de la arquitecta Annabel Karim recreó un típico mercado popular de Beirut, propuesta que le llevó a obtener el primer lugar como mejor pabellón.  “En este espacio el público puede sentir olores, descubrir sabores, vivir la calle y darse cuenta que a pesar de la falta de lujos, la alegría puede ser el mejor cimiento para alcanzar una sociedad utópica”, explica Karim.

Los pabellones también fueron premiados por su contenido. El que más se acercó a la idea original “utópica” fue Rusia, país que reveló imágenes inéditas de diseño soviético durante los años de la Guerra Fría. Todas estas imágenes comparten una visión vanguardista del futuro.

Ojos puestos en Chile

Aunque Chile no consiguió una medalla, el pabellón llamó la atención de importantes publicaciones británicas. Medios como The Financial Times y The Guardian lo destacaron en el ranking de los diez favoritos y lo catalogaron como un proyecto intrigante y atrevido.

Y es que The Counterculture Room recreó lo que puede ser considerada como la primera internet del mundo. Un sistema de planificación social y económica en tiempo real que conectaba a las empresas del país con una sala de control general. Aunque Cybersyn nunca vio la luz, el ingeniero y filósofo Raúl Espejo, uno de sus principales gestores, recuerda que “el cuarto tenía un aspecto futurista único, su diseño parecía sacado de una película de ciencia ficción. Funcionaba como un cerebro que conectaba al país con sus empresas”. Esta tecnología de avanzada fue la que llamó la atención de los arquitectos y gestores de Fab Lab Santiago, Andrés Briceño y Tomás Vivanco, quienes recrearon el control de operaciones acompañado de imágenes inéditas y un documental que cuenta la historia olvidada de Cybersyn.

El coordinador general del envío chileno, Juan Pablo Vergara, explica que se trató de una propuesta que “trasciende a lo político, donde ciencia y diseño se entrelazan para posicionar al país como un referente en la escena internacional del diseño”.

Para fortalecer la presencia de Chile, el Kings College también presentó un panel sobre identidad nacional y gestión creativa. En la conferencia participaron destacados diseñadores como Guillermo Parada de gt2P y Sebastián Errázuriz. La conferencia fue introducida por el arquitecto Federico Sánchez y como figura internacional destacó la presencia de John Jervis, actual director de Icon Magazine. El diseñador se mostró sorprendido con la calidad de los trabajos y comentó que “ciudades como Londres y otras capitales del mundo tienen apetito de recibir nuevas propuestas. Chile tiene un gran potencial creativo y sin duda representa un toque de aire fresco en un mundo saturado de ideas”.

Inspírate en tienda BazarED.cl