Integrada

Moderna e intimamente ligada a su entorno natural, esta casa en Cape Town proyectada por la oficina del chileno Antonio Zaninovic tiene un aire internacional, pero con un sello local marcado por las obras de arte que la anclan a Sudáfrica.

Cuando hace algunos años los dueños de esta casa decidieron cambiarse desde la enorme Johannesburgo a la “maravillosa Ciudad del Cabo”, como ellos le dicen, tenían una idea clara en mente: querían que sus tres hijos crecieran rodeados de naturaleza. Por eso eligieron la capital de la Provincia Occidental del Cabo, en la Bahía de Mesa, donde las montañas rodean a una península que mira al Atlántico. La ciudad de Cape Town no sólo es el destino turístico más popular de África, sino también el hábitat de muchos tipos de vegetación y exuberante geografía donde además es posible encontrar modernas obras de arquitectura en las que la relación con el entorno natural es clave.

El encargo que los dueños de casa le hicieron a los arquitectos de este proyecto fue que la construcción debía dialogar orgánicamente con el paisaje natural y adaptarse a la ladera. Por eso conservaron el bosque de eucaliptos que rodea al riachuelo que corre a un costado de la propiedad y elevaron la casa, blanca y moderna en medio de áreas verdes. La construcción es de líneas simples, pero sugerentes y está atravesada por la luz. Tienen grandes ventanales que permiten integrar la vegetación a los interiores y convertirlos en exteriores cuando sea necesario. Así el verde contrasta con el blanco de las murallas y se integra con la madera de los cielos en una dinámica envolvente.

Los dueños de casa son amantes de la naturaleza y la vida al aire libre y para esta construcción querían que ese vínculo fuera explícito. Pero también necesitaban espacios versátiles que se pudieran adaptar a sus distintas necesidades: desde poder tener una comida íntima, pasando por grandes fiestas con toda la familia y áreas de descanso. Está ubicada en pleno barrio de Fresnaye, que además de ser uno de los más exclusivos en Cape Town, es una zona tranquila y cercana. “Está en contacto con la naturaleza y tiene unas vistas  espectaculares. Desde aquí se ve el mar y la famosa Roben Island, la ciudad aparece a la derecha y las montañas de Lion’s Head y Signal Hill la rodean por detrás”, cuenta Ana Corrochano, la arquitecta encargada del proyecto.

Junto a Antonio Zaninovic, arquitecto chileno y director de Antonio Zaninovic Architecture Studio, tomaron este encargo porque se fascinaron con el proyecto y anteriormente habían trabajado con unos amigos de los dueños de casa. La oficina, creada el 2005, tiene clientes de todas partes del mundo pero su sello es poner un fuerte énfasis en el contexto local, la integración del entorno construido con el paisaje circundante, y la consideración de las condiciones climáticas. El resultado en este caso fue una casa con aire internacional, de líneas modernas pero íntimamente vinculada a la naturaleza, característica muy propia de Cape Town.

Otra de las decisiones fue que todo el arte que hay en la casa fuera obra de artistas sudafricanos, lo que estrecha las relaciones con la producción local y con la cultura de la ciudad. Y se percibe en las salas, pasillos y en el estar, donde los colores de las pinturas marcan un contraste con los muros blancos y generan ambientes cálidos y reflexivos. El responsable de interpretar ese encargo de un interior acogedor y contemporáneo fue el diseñador Philippe Van der Merve, deTonic Design, una premiada oficina de diseño con base en Johannesburgo que ya había trabajado para los dueños de casa anteriormente.

El proyecto quedó completo cuando los dueños de casa eligieron a los diseñadores de CNdV Africa, especialistas en acciones multidisciplinarias, que mezclan conocimientos urbanos y de planificación con arquitectura y paisajismo para los jardines y espacios abiertos. El paisajismo honra las especies locales con un diseño que es también muy sustentable.

“Uno de los mayores desafíos fue conseguir que una casa con 5 plantas no pareciese un edificio de apartamentos que abrumase la calle y el entorno”, cuenta la arquitecta Ana Corrochano. “Esto se consiguió escalonando la fachada del edificio e incluyendo vegetación para dar un aspecto más amable a la arquitectura. La casa es realmente las dos plantas superiores. Las tres inferiores son garaje, estacionamiento de invitados y oficina, bar y sala de juegos”, precisa. Para la arquitecta y para los dueños de casa, el lugar favorito es el estar-comedor frente a la piscina. ¿Por qué? Aquí es donde se hace especialmente explícito el vínculo con el entorno. Está rodeado en tres lados por el exuberante jardín, se ve todo el entorno natural que rodea a la casa y está a un paso de la piscina, el jacuzzi, la chimenea y el quincho.

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