Colección revelada

Gabriel Carvajal y Ramón Sauma no se imaginaron que la primera pintura que compraron, hace 35 años, del artista Pablo Domínguez, terminaría en una colección de arte de mas de 600 obras. Con este tesoro en sus manos, decidieron que era tiempo de mostrarlo. Bautizaron la colección como CA.SA y hoy la comparten con el mundo.

 

De golpe, al abrirse las puertas de Ca.Sa El Litre, en Vitacura, un shock de fotografía, color, escultura y luz invade los sentidos. En un muro, fotografías de la serie La manzana de Adán, de Paz Errázuriz; en otro, una del cubano René Peña; más adentro, una obra de Álvaro Oyarzún, de los ochenta, que habla del contexto social de la época y que estuvo en el museo Reina Sofía; más allá una mesa de Iván Navarro; por otro lado, dos obras de la última exposición de Bruna Truffa y, en un rincón a la salida de un baño, un trabajo de Voluspa Jarpa. Todas estas obras forman parte de la colección de arte del empresario Ramón Sauma y el arquitecto Gabriel Carvajal.

Ni se les pasó por la cabeza que el primer cuadro que compraron de Pablo Domínguez, hace mas de tres décadas, terminaría en una colección de 600 obras de arte, en su mayoría chilenas contemporáneas. Nombraron la colección Ca.Sa –por las iniciales de sus apellidos– y hoy quieren que gane autonomía para compartirla con el resto.

La idea es trasladarla a una casa que tienen en el barrio Yungay. Allá formarán un núcleo cultural para hacer exposiciones y residencias artísticas, y quieren que en el futuro se transforme en una fundación. Por ahora están exhibiendo una primera muestra en este departamento, que transformaron en una sala de exposiciones y depósito, donde ya han ofrecido dos visitas privadas, una para los 30 artistas cuyas obras están expuestas y otra para un evento VIP de la feria Ch.ACO.

Estéticos hasta la médula, su historia se remonta a 35 años atrás. En la tienda de antigüedades de Gabriel empezaron tímidamente a incorporar arte contemporáneo para que el lugar no se sintiera tan recargado. Aunque partieron con esta idea solos, se dieron cuenta de que a sus amigos anticuarios argentinos ya les había dado buenos resultados. De a poco, empezaron a comprar cosas que después fueron a parar su casa. Ya a fines de los noventa, Ramón y Gabriel eran compradores “casi compulsivos”. Visitaban talleres, iban a exposiciones, recorrían sin parar el circuito artístico. Desde entonces han puesto todas sus energías en entender, vivir y promocionar el arte chileno (aunque su colección también tiene guiños a Latinoamérica, con obras de artistas argentinos, peruanos y cubanos). Se complementan perfecto: mientras que Ramón investiga y estudia a los artistas y sus procesos, Gabriel se mueve más por sus instintos.

Como sabuesos, desarrollaron un olfato especial para rastrear talentos jóvenes. A José Pedro Godoy, recuerda Gabriel, lo contactaron por primera vez cuando era estudiante, a los 21 años. No se acuerda cómo llegaron a él, pero sí que visitaron su taller –el mismo que tiene hoy día en la calle Seminario– y se involucraron con su obra, su mundo. “Es rico apostar por gente que después empieza a ser exitosa… José Pedro ha ido creciendo, tuvo su exposición en el MAVI, ahora va a exponer en el Bellas Artes”, dice. Es una de las cosas que más los pone contentos, no por un tema monetario, claro; Ramón y Gabriel nunca han vendido nada de lo que han comprado, sino por sentir que hicieron una buena apuesta. De hecho, para ayudar a visibilizar los nuevos talentos en Ch.ACO, los coleccionistas dieron el primer Premio Ca.Sa –que busca apoyar a un artista joven– a Rolando Cisternas, de Totoral Lab.

Así y todo, los consagrados tienen un papel fundamental en Ca.Sa y hay varias obras a las que los dueños les tienen un cariño especial. Una de ellas es la Composición número uno de Matilde Pérez. “Ella nos contó que al terminar esa obra sintió que se había convertido en artista cinética”, dice Gabriel. Así forman parte de la colección varios trabajos –como El perchero y La estrella– de Carlos Leppe, otras de Alfredo Jaar, José Balmes y muchos más.

Como director de la colección eligieron al empresario y fotógrafo Cristián Aninat, que también se ha encargado de difundir el proyecto. Esta primera muestra sigue una línea curatorial específica, que los mismos coleccionistas eligieron y que tiene que ver con el humor, lo pop, la ironía y el arte trasgresor. Una de las obras expuestas es una serie de bacinicas pintadas con las caras de varios presidentes, del chileno Prem Sarjo. La idea es organizar más exposiciones a futuro con otras líneas, como una geométrica, por ejemplo. Eso sí, de la casa en la que viven no sacaron ni sacarán nada; ese mundo lo tienen reservado para compartirlo con sus
más cercanos.
coleccioncasa.cl

  • La colección CA.SA se compone, en su mayoría, de arte contemporáneo chileno. A la izquierda, dos fotografías de Cristian Aninat, un bordado de Juana Gómez y, a la derecha, un trabajo de Amalia Valdés.

  • Los coleccionistas junto al empresario y fotógrafo Cristian Aninat, el director de la colección y quien se ha encargado de dar a conocer este proyecto.

  • Pelotón, del cubano Adonis Flores, y al fondo, una obra de la ultima exposición de Bruna Truffa y Rodrigo Cabezas

  • Esta primera muestra se armó a partir de los conceptos de ironía, humor y critica social.

  • El departamento en Vitacura sirve como sala de exposiciones y deposito para las mas de 600 obras que Gabriel Carvajal y Ramón Sauma han logrado reunir en 35 años. La fotografía de la muñeca con tatuajes es de Pablo Serra.

  • La obra de espejos y la escultura roja son de Benjamín Ossa.

  • La entrada de CA.SA el litre. Al fondo se ve un dibujo en carboncillo de Joaquín Cociña y a la derecha una obra en neón del argentino Pablo Rosales.

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