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Letreros de Oro: el oficio que transforma vitrinas en obras únicas

En tiempos en que la mayoría de los letreros se producen en serie, Juan Pablo Sotomayor y Ana Buzzoni decidieron apostar por un oficio tan minucioso como especial: el reverse glass gilding, una técnica artesanal que aplica láminas de oro genuino de 22 y 23 quilates sobre vidrio para crear piezas únicas que hoy venden con su emprendimiento: Letreros de oro. El resultado de sus diseños no es solo un letrero, sino verdaderas obras de arte que iluminan vitrinas y fachadas con un brillo imposible de imitar.

El proyecto comenzó con Juan Pablo, pintor autodidacta con pasado en el pop-art y una atracción temprana por las letras. Tras descubrir esta técnica —poco conocida en Chile— en 2013, dedicó años a perfeccionarla por su cuenta. “No podía creer lo bello de los trabajos que se lograban, pasaban de ser un letrero a ser prácticamente una obra”, recuerda. El encuentro con Ana, diseñadora con trayectoria en branding, señalética y museografía, amplió el alcance creativo y técnico, combinando la destreza manual con la preparación digital para optimizar procesos sin perder el sello artesanal.

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El trabajo exige precisión: la lámina de oro se aplica por detrás del vidrio, logrando acabados espejo o mate imposibles de replicar con pintura. Ningún encargo es igual a otro, desde adaptar diseños a las condiciones del oro hasta trabajar en superficies que no siempre colaboran, como una vitrina helada en pleno invierno.

Con clientes como Los Canallas, La Providencia, Guappo Bistró o Kalimera Tienda de Libros, gran parte de los encargos llega por recomendación o redes sociales. Todos tienen un denominador común: buscar piezas duraderas, con carácter y estética atemporal. Cada proyecto se hace a mano, donde cada trazo y cada hoja de oro se colocan con precisión milimétrica.

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Más allá de lo estético, para ambos el valor está en la permanencia y el vínculo que generan sus piezas. “En general la gente llega a nosotros cuando quiere asentarse, poner su letrero y por fin saber que se quedará un buen rato donde está… al final somos parte de un momento importante, y eso es genial”, dice Ana.

De cara al futuro, Juan Pablo espera que más personas se atrevan a practicar el gilding en Chile y sueña con explorar otros oficios en vidrio, como el biselado o el soplado de vidrio. Para Ana, lo bonito de los oficios gráficos es que pueden “mutar para muchos lados” y que el trabajo hecho a mano se valora cada vez más, no solo por el lujo que representa, sino por el proceso productivo único, sustentable y que crea comunidad.

Puedes hacer encargos y explorar más de su trabajo en @letreros_de_oro o ver la evolución de los proyectos de Juan Pablo en @letrerosamano.

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