Lo que comenzó como un gesto en plena pandemia, terminó transformándose en un proyecto creativo con identidad propia. Matías Garín, arquitecto de profesión y fotógrafo de moda por años, encontró en el acrílico un material que le permitió unir su gusto por el diseño, la geometría y el color. Así nació Corazón de Melón, una marca de accesorios que no busca imitar la orfebrería tradicional, sino abrir un camino distinto dentro del diseño de joyas.
El punto de partida fue casi accidental: arreglar unos aros de acrílico para su pareja. La experiencia le mostró las posibilidades del material y pronto empezó a crear sus propios modelos. “El valor del acrílico no está en su material, sino en su forma y en su liviandad, en que se pueden conseguir piezas muy ligeras y muy coloridas”, explica. Esa simpleza inicial se convirtió en una declaración de principios: joyas grandes, cómodas, con tonos vibrantes y un lenguaje geométrico que dialoga con la ropa, el espacio y el ánimo de quien las lleva.
La formación en arquitectura también dejó huella en su trabajo. Matías modela en 3D cada pieza antes de fabricarla, lo que le permite visualizar detalles y ahorrar procesos. El corte láser y el termoformado completan un método donde lo digital y lo manual se encuentran. “Me gusta ese cruce entre el mundo virtual y el material, cuando lo que imaginas en pantalla toma forma en tus manos”, dice.
Más allá de la técnica, su inspiración está marcada por el arte pop y la emoción del color. Cada temporada lo empuja a experimentar con nuevas formas y combinaciones: conjuntos primaverales, piezas tridimensionales o diseños que buscan transmitir alegría y energía. Sin buscar un mensaje único, deja que cada persona interprete los accesorios de acrílico a su manera.
Hoy, Corazón de Melón se encuentra en espacios como La Sucursal (en Valparaíso) y City Lab(en el GAM), además de su vitrina principal en Instagram. Mientras tanto, Matías ya expande su exploración con Espacio Brillante, un proyecto de lámparas de acrílico que incorpora luz, tecnología y el mismo espíritu experimental. “Veo a Corazón de Melón como un peldaño que me permite crear otras cosas y seguir experimentando”, afirma.
En un mercado muchas veces dominado por lo clásico, Corazón de Melón apuesta por piezas livianas, expresivas y llenas de carácter. Una invitación a jugar con la geometría y el color en la vida cotidiana. Puedes descubrir más en su Instagram, @corazondemelon.shop
