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Cristián Preece: “El diseño emociona cuando logra contar la historia de quienes lo habitan”

El referente del diseño de interiores en Chile y embajador de Mazda, habla sobre el diseño como lenguaje de vida, la importancia de poner siempre a las personas en el centro y cómo su visión dialoga naturalmente con la filosofía japonesa de la marca.

Cristián Preece no concibe el diseño como una disciplina distante, sino como una forma de vida. A sus 46 años, se ha consolidado como uno de los nombres más influyentes del interiorismo chileno gracias a un sello muy claro: la creación de espacios que cuentan historias, que transmiten emociones y que permanecen en el tiempo.

“Cada proyecto es como un libro distinto, con un título propio: el nombre de las personas que lo habitan”, explica. Para él, la clave está en escuchar y comprender a quienes lo contratan, y más allá de imponer estilos determinados, lo que busca es generar experiencias únicas que reflejen identidad y bienestar.

Su mirada también ha evolucionado con el tiempo. Al principio, confiesa, veía el diseño como “poner cosas lindas en un lugar”, pero hoy lo entiende como una herramienta capaz de transformar emociones. “El diseño emociona cuando logra contar la historia de quienes habitan un espacio. Cuando entregamos un proyecto y los clientes se emocionan hasta las lágrimas o sonríen de felicidad, ese es el mejor pago”, afirma.

Hoy, más allá de su rol como creador de ambientes -y con la humildad y autenticidad que lo caracterizan- Cristián Preece se ha transformado en un comunicador activo, compartiendo su pasión a través de redes sociales, publicaciones y charlas, e inspirando a las miles de personas que conectan con su diseño cercano, humano y trascendente.

Su conexión con Mazda

Esa manera de poner siempre a las personas en el centro conecta directamente con Mazda y su filosofía Jinba-Ittai, que busca una unión natural entre conductor y automóvil. “Primero viene la funcionalidad y luego la forma. Así lo hago yo en mis proyectos y así mismo trabaja Mazda: cada decisión de diseño responde a la experiencia humana”.

Otro concepto que comparte con la marca japonesa es el diseño Kodo, que transmite movimiento incluso en reposo. Preece lo vive de la misma manera en los espacios que crea: “Un ambiente debe emocionar aun vacío. Cuando entras y sientes que ahí pasa algo, que tiene carácter, entonces el diseño funciona”. Para él, esto es algo que Mazda logra con cada uno de sus modelos: “Un auto emociona igual que un espacio, cuando está diseñado para ser parte de la vida de las personas”.

Preece reconoce que lo que más lo inspira es la vida misma: los viajes, las conversaciones cotidianas, la observación constante del entorno. Y también la cultura japonesa, con la que se siente profundamente identificado: “Me gusta su justeza, ese lujo silencioso que no necesita gritar. Mazda es lo mismo: un diseño atemporal, exacto, ni más ni menos”.

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