Hugo Grisanti tiene un sello. Uno reconocible desde lejos, una identidad propia que ha cultivado con el tiempo y que hemos visto desarrollarse y crecer a lo largo de los años. Desde sus primeras apariciones en nuestras páginas a sus 23 años, se ha mantenido fiel a su esencia – una que no fue fácil de posicionar en sus inicios -.
Hoy, los nuevos restaurantes que quieren reflejar una onda especial, y los hoteles qué buscan diferenciarse a través de su interiorismo llaman a Hugo, quien, con su socia Kana Cussen, van estampando colores, objetos y una decoración única en todos esos espacios que piden a gritos ser especiales.
Conversamos con él para hacer un balance y un breve repaso por su historia: los cambios, las inspiraciones y los proyectos pendientes de uno de los interioristas más icónicos de Chile.


¿Cómo has visto la evolución de tu estilo desde que comenzaste tu carrera?
No sé si ha cambiado el estilo en sí, pero la manera de enfrentar los proyectos se ha ido moviendo mucho. Yo creo que cuando partí sí tenía esta intensidad del color y de lo recargado, lo que quizás, en esa época, se podría visto como más kitch, como una mezcla súper atrevida de estilos y materialidades, sin perder el humor y sin perder esa sensación de hacer espacios de juego. Creo que con el paso del tiempo se han hecho más reales, y al mismo tiempo, más comerciales. Podemos crear desde espacios para familias como hoteles o restoranes.
Yo me hice conocido bastante joven porque hacía cosas loquísimas, pero llevar eso a proyectos concretos me tomó un tiempo. Creo que no transar en el estilo que quería proponer, y no asustarme con la idea de que la gente no se atreviera a usarlo, fue una linda apuesta. Con el tiempo uno va agarrando más seguridad y para poder dirigir y adaptar un poco tu sello y tu estilo a cada proyecto, y no estar como imponiendo una manera de hacer las cosas.
Claro, y una cosa es cómo cambió la seguridad con la que enfrentas tus proyectos, y la otra es cómo ha ido cambiando la sociedad. ¿Has visto mucho cambio en cómo Chile recibe este tipo de estilos? Tu trabajo inicial, hoy, no parece tan loco.
Sí, absolutamente. Al principio mis propuestas se quedaban en lo visual, lo editorial, en producciones. Pero creo que culturalmente, se está empujando el tener mayor identidad en los espacios. Si bien hay un gran porcentaje que va a querer seguir teniendo algo un poco más neutro y sin tanta información, creo que la gente ya no busca tanto la compostura y lo correcto. Nos tocan clientes que se atreven a hacer más mezclas, y esto para mí tiene que ver con la historia natural de la vida. Uno va juntando cosas, recolectando historias, elementos, objetos, cosas de los viajes… Y si uno se pone a armar espacios sin jugar con los recuerdos, ¿dónde quedan las historias familiares? ¿Dónde quedan tus viajes, tus gustos? ¿Dónde queda tu propia historia? Siento que eso ha cambiado un poco más. La gente por lo menos se atreve a tener un sello más personal.
Hablemos de inspiración. ¿Dónde la encuentras?
Hace 15 años o 20 años atrás, uno dependía de la revista en papel para inspirarse. O de viajar y traer contenidos que acá no llegaban. Obviamente se ha hecho mucho más fácil el poder estar conectado con lo que pasa en todas partes del mundo, pero también viene del arte, del cine… con la Kana – Cusen, su socia – estamos todo el rato mandándonos referencias de cosas que vemos. Siempre alimentándonos de cosas que de repente uno ve y dice “esto me gusta, no tengo idea para qué, pero se guarda”. Y esas referencias siempre van ligadas al mundo audiovisual, que es una gran herramienta de inspiración, de texturas, de paletas de colores. De tener miradas distintas.
¿Y antes, cómo lo hacían?
Yo iba por lo menos una vez al año a alguna feria, y ese viaje servía como la inspiración para todo el resto del año. La Feria de Milán, 100% Design, Maison&Object, la Bienal de Venecia, que tiene una estética súper interesante. Y esa inspiración tenía que durar todo el año.
Pero todo, todo tenía que ver más con el viaje y con salir a mirar afuera qué cosas estaban pasando. Además de las ferias recorríamos vitrinas mirando qué estaba pasando en ese mundo. No era difícil para nosotros buscar referencias o buscar un mundo estético. Claro, hoy Pinterest te da herramientas para buscar imágenes y armar conceptuales con una mirada desde lo estético, pero antes armábamos presentaciones tipo collage con las referencias que encontrábamos en las revistas físicas.
Súper análogo. Me imagino que también hay un mayor valor en eso, en tener que guardar casi en tu cabeza, en tu memoria, la inspiración para el resto del año. Me imagino que eso igual también tiene algo de romántico.
Absolutamente. Y de alguna forma, uno sigue extrañando y queriendo, como de alguna forma celosa. Yo todos los años hago un manual de tendencias que es como la búsqueda del año. De cuáles son los caminos, cuáles son los colores. Cuáles son los estilos decorativos que están más en boga. Hago una búsqueda súper profunda que por años me ha tocado hacer para tiendas de diseño, por un tema comercial. Pero también la hacemos para nosotros, para tenerla en el estudio y saber cómo viene el año, y cómo viene la mirada a nivel mundial. Entonces, si bien uno no va a la feria y no traes esa maleta cargada de información, igual me gusta tener este documento.
Y hablando de referencias, ¿a quienes tendríamos que estar mirando hoy? ¿A quiénes miras tú?
Lo último que estoy haciendo es crear mis propias referencias con inteligencia artificial.
Eso ha sido algo súper interesante para nuestros proyectos. Es que es difícil referenciarlos y encontrar una imagen que hable de lo que uno tiene pensado para ciertos proyectos. En ese sentido, el mundo digital nos ha ayudado a poder avanzar un poco más.
¿Qué te falta por hacer?
El interiorismo de La Moneda. Es un proyecto que quiero hacer hace demasiado tiempo, te juro que ya no sé cómo venderme o cómo más decirles “oye, ¡yo, por favor!”. Siento que es un espacio que tiene que representar la historia del país, las artes, las culturas, los pueblos originarios. Me parece que es un lugar que debe ser súper icónico, que hable mucho de nosotros, desde la geografía hasta la cultura, todo. Me fascinaría hacerlo. No digo llevar mi estética a La Moneda, sino armar una estética país para que uno se sienta orgulloso. Lograr que alguien venga a nuestro país y que diga “mira cómo nos reciben en este espacio que habla de la cultura de Chile”.
¿Algo más?
Me gustaría que me pidieran hacer una colección completa para una tienda. Una colección en la que pueda desarrollar papeles murales, tapicería, diseñar los muebles, armar una línea completa en una tienda de diseño.
Para terminar: ¿cómo te sientes con el camino recorrido?
Me siento súper bien con lo con lo que hemos logrado a nivel profesional. Me siento súper reconocido tanto en Chile como como fuera. Nos han hecho varias publicaciones y reconocimientos en libros internacionales, y siento que hemos podido plasmar una estética y un sello que es bastante único en Chile. No es que eso me haga sentir especial, pero en el fondo, hemos podido plasmar y plantear una estética que es súper Grisanti & Cussen, y eso me deja súper contento. Estoy súper satisfecho con el recorrido hecho, con los resultados y con cómo se ha ido marcando la cancha en todo este tiempo. Me tiene súper contento, me encanta.