Arquitectura

Viento Norte: Arquitectura que fusiona la tradición con lo contemporáneo

Primero fueron amigas, ocasionalmente compañeras, y finalmente en la pandemia Dulce Sánchez y Valeria Perramont decidieron unir fuerzas y asociarse. Así nace la oficina de arquitectura Viento Norte, con sede en Puerto Varas, donde las arquitectas crean hogares que se adecuan a cada persona y a la zona.

Cuando Dulce Sánchez y Valeria Perramont conversan sobre arquitectura, se entiende que para ellas las casas representan más que un techo, para ellas significa un estilo de vida que promueve la cercanía entre las personas y la conexión con la naturaleza.

Dulce y Valeria son arquitectas oriundas de Santiago, sin embargo, desde hace siete años ambas viven en el sur del país, en Puerto Varas, donde se conocieron. Primero fueron amigas, y luego colegas, tras decidir abrir su propia oficina de arquitectura hace ya casi cuatro años, Viento Norte. 

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Si bien emprender en plena pandemia podría parecer una decisión arriesgada, fue el momento preciso para Viento Norte. De acuerdo a las arquitectas, aunque las migraciones de Santiago hacia el sur del país no son algo nuevo, la pandemia fue para muchos el empujón que necesitaban para dar ese paso. “Pasó en la pandemia que mucha gente, sobre todo de Santiago, buscó cambiar el ritmo de vida. La gente se dio cuenta que se puede trabajar remotamente o que quizás el trabajo presencial no es tan importante, y comenzaron a valorar otras cosas, como la calidad de vida familiar”, comenta Valeria. 

El cambio en el ritmo de vida es uno de los pilares en la arquitectura de su oficina: entregar hogares donde las personas quieran quedarse y poder apreciar la naturaleza que los rodea desde sus casas.

Los vientos del norte

Al momento de nombrar su oficina, las arquitectas decidieron guiarse por un dicho sureño: el viento del norte. Este se refiere a los vientos que anuncian la llegada de un temporal, o sobre la llegada del invierno. El sur de Chile es un lugar donde llueve gran parte del año, por esto Dulce y Valeria, buscan crear espacios acogedores para refugiarse de este clima, pero que al mismo tiempo se pueda contemplar lo que rodea a la casa, como lo verde, los lagos o los volcanes.

Para lograrlo, diseñan casas con altura y varias fuentes de iluminación natural, que permiten aprovechar al máximo las pocas horas de luz que hay en esa zona durante el invierno. Además de esto, uno de sus “sellos” es utilizar materiales simples y clásicos, como el acero, maderas nativas y tejuelas de alerce recicladas.

“Sureño contemporáneo”

Para Dulce y Valeria es muy importante respetar el entorno natural y sociocultural de cada zona, porque así es como cada lugar crea su propia identidad. Por eso, al momento de diseñar toman características de la casa sureña, como los techos inclinados y los materiales clásicos de esa zona, pero con un toque de modernidad: “Es algo que va en la línea constructiva de la zona sur, siempre con techo inclinado, ya sea dos aguas o un agua, pero con inclinación. Eso es súper característico, pero queremos agregarle un toque contemporáneo, ya sea con los ventanales, los colores, la iluminación, también con estructuras metálicas”, comenta Dulce, que junto con su colega, bautizan su trabajo como “sureño contemporáneo”, reinterpretando la arquitectura del sur, sin perder su principal característica: lo acogedor.

Algunos proyectos en los que han trabajado los últimos años que sirven para comprender su visión son la Casa Cumbre y la Casa 4 Aguas, que son también de las favoritas de las arquitectas. Al momento de crear una maqueta, Dulce y Valeria nombran cada casa de acuerdo a sus características, para darles identidad. La Casa Cumbre entonces se llama así porque es muy alta: su punto cumbre está a ocho metros de altura. Además, tiene grandes ventanales, incluso algunos que apuntan al cielo, destacando la altura.

La Casa 4 Aguas recibe su nombre por su silueta tipo zigzag, forma recurrente en los edificios del sur por la lluvia. Existen casas de dos aguas o tres aguas, pero esta es de cuatro aguas, como su nombre indica, dando así la figura del agua que fluye.

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Buscar una vida lenta 

Al igual que muchas personas que decidieron irse a vivir al sur, Dulce y Valeria no se quedaron atrás, y no se arrepienten de haberle dado ese cambio a sus vidas: “La principal motivación fue buscar el cambio de vida, el mismo que buscan nuestros clientes. Buscar una vida más lenta, con más tiempo, disfrutar del entorno, de la naturaleza. Como nosotras lo hicimos, entendemos a nuestros clientes, y sabemos que eso es lo que ellos buscan”, comenta Dulce. 

Además, Puerto Varas, la ciudad donde están instaladas, tiene todo lo necesario para que los que son más urbanos se sientan cómodos, con la naturaleza al alcance de la mano. 

Por todo esto, las arquitectas esperan que la migración desde Santiago hacia el sur continúe en ascenso. Una de las metas de las creadoras de la oficina Viento Norte es crear una casa tipo para facilitar el “aterrizaje” de sus clientes en la zona. “Una de las metas es hacer una especie de casa tipo, que sea diseñada y construida de manera eficiente, que se pueda ir replicando, pero que sí o sí se adapte al lugar en el que se va a construir. Crear un sello de diferencia en este modelo de casa tipo que se está vendiendo ahora, que finalmente, muchas veces no responde a las necesidades del cliente que las adquiere, y termina remodelándose”, menciona Valeria, apegándose a los pilares de Viento Norte: involucrarse con las personas y con el ambiente.

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