Mobiliarios, iluminación, moda, instalaciones e intervenciones artísticas se despliegan cada año por las calles de la capital de la moda y el diseño. Abril es un mes importante para cientos – e incluso, miles – de diseñadores y marcas que, después de soñar con ser parte de uno de los eventos de la industria más importantes del mundo, logran un espacio en la Semana del Diseño de Milán.
Este año – entre el 7 y el 13 de abril pasado -, creadores de distintas geografías viajaron a Italia a presentar sus propuestas y a descubrir las nuevas tendencias que vienen, y nuestro país estuvo bien representado: dentro de quienes viajaron a representar a Chile, dos diseñadores marcaron presencia con obras que destacaron en esta vitrina clave.
Un reflejo de lo brutal
Verónica Soto se formó en artes visuales y tiene una destacada trayectoria en proyectos que cruzan arte, diseño y espacio público, participando en festivales como Lollapalooza y Sonar Santiago, además de recibir el premio Repiensa tu Ciudad de Adidas por su intervención urbana con espejos.


En Milán, con su marca Prisma, fue parte de la exposición internacional «Brutal», curada por FORO Studio para las plataformas BeAlpha y Nonahora, que reúne a destacados diseñadores de distintas partes del mundo bajo la temática del brutalismo contemporáneo.
La diseñadora presentó «Elipse Temporal», un tríptico de espejos que evoca el transcurso del día. A través de la fragmentación, la luz y la multiplicación del reflejo, la artista utilizó ángulos espejados como una abstracción del caleidoscopio para proponer una reconfiguración del paisaje. El resultado es una pieza poética que dialoga con el entorno y la percepción.
Esta serie de tres espejos simboliza las distintas etapas del día: mañana, tarde y noche, y los colores elegidos refuerzan esta narrativa. Un espejo claro evoca el amanecer, uno cálido representa la tarde y otro oscuro captura la esencia del ocaso.
Cada pieza está formada por dos mitades dispuestas en ángulo, creando una ilusión óptica que permite al espectador no solo verse reflejado, sino también captar realidades en movimiento, evocando el flujo constante de la vida cotidiana. La obra, fabricada con espejo y acrílico invita a explorar la temporalidad y los continuos cambios del devenir, transformando el espacio en múltiples realidades.
Color, algodones y luces
Inspirado por el impacto medioambiental provocado por la industria de la moda rápida en el desierto de Atacama, un lugar al cual le tiene mucho cariño, Studio Gonzalo Bascuñán presentó una colección de objetos de diseño contemporáneo de mobiliario e iluminación fabricados con algodón reciclado.
El diseñador industrial, nacido en Santiago y radicado en Milán, es profesor en el Politecnico Di Milano y cuenta con experiencia diseñando en Italia y Amsterdam, además de hacer consultorías creativas, diseño de productos y proyectos de arquitectura para exhibiciones. Su muestra, Carding Collectibles explora el algodón en su versión reciclada, dándole forma mientras resalta su textura, propiedades y carácter intrínseco de diseño ecológico. La instalación se concibe en torno al juego de colores, a veces lineales, suaves y orgánicos, siempre enriquecidos por un enfoque de economía circular.


El algodón utilizado es teñido a mano mediante un proceso diseñado para minimizar la contaminación ambiental, lo que garantiza un proceso respetuoso con el medio ambiente, mientras que la iluminación se logra incorporando la última tecnología LED, emitiendo una luz cálida, suave, difusa y favorecedora que realza el espacio con un suave resplandor atmosférico. Diseñadas tanto por su atractivo estético como por su responsabilidad medioambiental, optimizan la eficiencia energética, contribuyendo así a reducir el consumo de energía y promoviendo un enfoque más sostenible del diseño de iluminación contemporáneo.

