Una galería en Amberes que, además, es la casa de los artistas

La galería Valerie Traan en Amberes no es solo una galería. Su dueña, Veerle Wenes, la convirtió en la casa de los artistas que ella representa. Aquí los espacios son abiertos y luminosos, perfectos para acoger las obras que fluctúan entre el arte, el diseño y la arquitectura.

En el casco histórico de Amberes, donde las construcciones medievales de la ciudad coinciden con tiendas de lujo, restoranes, cafés y casas bien conservadas, lo clásico se encuentra con lo moderno. Lo mismo ocurre al entrar a la galería Valerie Traan, donde su dueña, Veerle Wenes, decidió instalar su casa, que también es su galería. Al atravesar la maciza puerta de madera pintada de azul, las impecables paredes blancas hacen de las obras de arte las protagonistas.

Es que para Veerle no hay ninguna diferencia entre su trabajo, su hobby y su vida personal. “Amo vivir entre el arte y el diseño que expongo”, dice. Aunque se formó como arquitecta, para la restauración de esta construcción trabajó junto al profesional Bart Lens, especialista en la estética industrial, mientras Veerle se hizo cargo del diseño interior.

El resultado es un espacio que integra la estética de los ‘70 y conserva algunos guiños del antiguo espacio de trabajo de las monjas que vivieron en esta casa durante el siglo XIX. La idea era preservar la belleza clásica de la construcción, pero respetando el estilo minimalista de la galerista.

Las columnas de hormigón, el piso de resina y los elementos de cemento pulido se complementan para formar un espacio funcional que permite integrar cada obra, mostrando a las personas cómo funciona el arte en un ambiente vivo. Por eso, incluso en el baño hay pinturas y esculturas.

Cuando le preguntamos a Veerle por su lugar favorito dice que, sin dudas, la sala donde está la mesa del comedor. “Y más específicamente, la mesa misma”, cuenta. Este lugar puede funcionar como comedor, pero también como oficina y como centro de reunión con otros artistas, diseñadores, coleccionistas, familia o amigos. “Todo el mundo pasa, en un momento u otro, por esta mesa. Aquí es donde todo sucede”.

Heredó de sus papás el gusto por coleccionar arte. Comenzó comprando obras de los artistas belgas Raoul De Keyser y Roger Raveel y cuenta que después de siete años de trayectoria y más de 30 exposiciones con su galería, ya ha desarrollado una facultad casi natural para seleccionar a los artistas a los que representa. “Puedo hacerme una idea de la persona y su trabajo muy rápidamente. Y en este sentido, sólo me escucho a mí misma. Nunca juzgo por motivos comerciales, sólo lo que mi interior y mi cabeza me dicen”.

Proyectos de Muller Van Severen, Jens Fager, Studio Simple y Robin Vermeersch son tan sólo algunos de los que integran hoy la galería. Todos ellos tienen en común la intención de volver a darle valor en sus obras a los objetos cotidianos.

La casa-galería de Veerle Wenes es una oda a los objetos y los sujetos, una invitación a romper las barreras entre lo público y lo privado. Aquí todo puede ser visto como arte.

 

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