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Una marca de diseño accesible y con carácter

Cuando Raimundo Rosselot decidió emprender, no partió de cero. Publicista de profesión y con años de experiencia como freelance en redes sociales, llevaba tiempo buscando un proyecto propio que lo llenara. La respuesta estaba en algo que había tenido cerca toda su vida: el diseño de interiores. Su familia, dedicada al rubro, fue el punto de partida para unir dos mundos que conocía bien —el digital y el estético— en un solo lugar: Doble R Studio.

El proyecto, que comenzó vendiendo repisas de madera a través de Instagram, se fue consolidando como una propuesta de comunicación y diseño con sello propio. Piezas simples, pero con carácter; hechas con precisión tecnológica y terminadas a mano con especial atención al acabado. El interés de su dueño está puesto en que cada mueble tenga una calidad visible y tangible, que se note en el detalle. «Al agarrar el mueble se siente distinto, como si fuera una sola pieza en lugar de varias unidas».

Diseño sin título (8)
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Para Doble R Studio, Raimundo busca comunicar con personalidad, creando piezas gráficas distintas inspiradas en el arte urbano y jugando con la estética y el humor. «Veo muchísimo potencial en el diseño de mobiliario, sobre todo si se combina con una comunicación distinta, más arriesgada, más conectada con la cultura pop, el arte, la calle. Hay espacio para proponer algo nuevo», afirma.

El punto de partida de la marca fueron las repisas. Raimundo las eligió por su funcionalidad y valor decorativo, a las que consideraba un “buen lienzo” para experimentar con el diseño sin incurrir en grandes costos iniciales. Su objetivo era ofrecer una repisa con carácter, “casi un objeto de arte en sí mismo”, que además resultara versátil para su exhibición en redes.

La fabricación de cada pieza es un delicado equilibrio entre tecnología y artesanía. Los muebles se diseñan en 3D y son cortados con una máquina CNC, lo que garantiza precisión en los detalles. Sin embargo, el toque distintivo reside en el acabado final: «El lacado, el pintado es todo hecho a mano y con la mejor pintura, con la mejor terminación que se puede tener». Para Raimundo, «el acabado es lo que transforma un mueble en algo serio, en algo que habla bien de la marca», y su obsesión por la prolijidad busca que el cliente reciba diseño accesible, pero con calidad real.

Otro de los pilares del proyecto ha sido la inteligencia artificial. Raimundo destaca su utilidad en la etapa de exploración visual y conceptual, permitiéndole «imaginar espacios, crear renders rápidos, probar colores, estilos, hacer gráficas distintas» sin depender de grandes equipos o presupuestos. También ha sido fundamental en aspectos prácticos como la redacción de ideas y la organización de lanzamientos. «La IA va a seguir siendo un gran motor para emprendimientos como el mío. Nos da herramientas que antes eran impensadas para alguien que parte solo. Eso nivela el juego y abre posibilidades creativas enormes», afirma.

Con una mezcla de tecnología, oficio y una mirada clara sobre lo que quiere construir, Doble R Studio se proyecta como una marca que entiende el diseño como una experiencia integral: desde la materialidad hasta la manera en que se comunica.

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