Recomendados

Un club de lectura dentro de una linda librería en el MUT

En el tercer piso del Mercado Urbano Tobalaba hay un rincón lleno de libros, sillas cómodas y pequeñas postales ilustradas. La librería Azafrán fundada por Josefina Muñoz y Mai Canales, partió como editorial, pero pronto fue tomando un nuevo propósito: sus dueñas no sólo querían un lugar donde se vendieran libros, sino que pasaran cosas. Que además de libros, hubiera una galería de ilustraciones, que pudieran recibir a  cuentacuentos, celebrar lanzamientos y, por supuesto, formar y guiar clubes de lectura. Querían que su librería fuera un punto de encuentro para los amantes de la literatura.

Hoy, estos clubes de lectura  son una de las propuestas más queridas del espacio. Cada uno tiene su propia identidad, su público y ritmo. Algunos son mensuales, otros semanales. Unos nacen desde los intereses de los mismos libreros y otros son dirigidos por invitadas del mundo editorial y literario. Pero todos comparten una idea simple en común: leer para conectar.

azafran-1
azafran-2

“Más allá de seguir una línea estricta curatorial para los clubes de lectura, lo que buscamos es generar espacios diversos en donde se pueda hablar de libros desde distintos intereses”, explica Josefina. “Queremos provocar curiosidad, reflexión y una comunidad con ganas de seguir leyendo”.

Así han nacido clubes como El mal es cosa nuestra, guiado por la editora y librera Loreto Carrasco, sobre horror y distopía en autoras latinoamericanas, Clásicos y no tan clásicos, dirigido por Julia Navarro, que revisita obras universales desde una mirada contemporánea, y  Literatura de Japón: una perspectiva occidental, que se impartirá en junio a cargo de la editora Constanza Veloso Luarte y que explora la cultura japonesa a través del punto de vista de autores occidentales como Amelie Nothomb,  Kazuo Ishiguro y Alberto Gallo.

Uno de los encuentros más memorables fue parte del club juvenil que dirige Anza Gatica, en el que se leyó Una promesa de cien años, de la autora chilena M. Ignacia Urzúa. “Tuvimos la suerte de contar con la autora, y fue una experiencia increíble poder conversar con ella justo después de terminar su libro. Hablar directamente con quien creó la historia hizo que todo cobrara aún más sentido” cuenta Josefina.

Con cupos limitados y un ambiente íntimo, estos clubes se han vuelto una forma de entrar a Azafrán no solo como lector, sino como parte de algo compartido. Porque una librería independiente, dicen sus fundadoras, no es solo un lugar donde se compran libros, sino donde se generan vínculos y experiencias.

Las fechas, horarios y temáticas se pueden revisar en su Instagram @libreriaazafran o en la sección de clubes de su web www.libreriaazafran.cl

Más de ED

Inspírate en tienda BazarED.cl