Su sistema –o su falta de sistema, como dice– ha sido siempre el mismo: pintar, pintar y sólo pintar. Así de simple, así de fácil. Sin secretos extravagantes o cábalas curiosas, la gran clave del éxito de Francisco Antonio de Corcuera y Gandarillas es esa disciplina religiosa que lo ha llevado a alcanzar el lugar en el que está hoy. Reconocido a nivel mundial, durante sus cinco décadas de carrera ha montado importantes exposiciones a lo largo y ancho del planeta, ha sido aplaudido por la crítica y solicitado por variados museos para que sus obras formen parte de sus colecciones permanentes.
Chileno de origen, este artista ha vivido prácticamente toda su vida en el extranjero. Es una especie de viajero eterno, un trotamundos que va de un lugar a otro en busca de nuevos escenarios donde inspirarse. De nuestro país partió siendo todavía un veinteañero, porque –tal como ha dicho en algunas oportunidades– necesitaba de nuevos aires para desarrollar su arte. Fue así que llegó hasta Nueva York, donde tuvo la suerte de adentrarse en el mundo de la pintura, vivenciar de cerca lo que significa ser artista, conocer a grandes como Andy Warhol y Marcel Duchamp e incluso montar su primera muestra (en la galería Leo Castelli).
Con una buena dosis de experiencia bajo el brazo volvió a Chile. Aquí conoció a su mujer –la baronesa Camilla Clasontamm– y juntos se volvieron a ir, esta vez a Suecia. Allá se doctoró en la Real Academia de Bellas Artes de Estocolmo y se transformó en uno de los miembros fundadores del ilusionismo abstracto de ese país. Más tarde partió a Quito, donde se enamoró del sol y del clima cálido hasta que un día el destino lo llevó a Tánger, Marruecos, ciudad en la que vive hasta el día de hoy.
Autor de óleos y acrílicos no figurativos, lo suyo es la abstracción, donde a través del uso del recurso del trompe-l’oeil se embarca en un juego de dimensiones. “La ilusión, el mostrar que la realidad no es lo que creemos percibir y lo contrario, siempre han sido mi punto de partida. Me gusta cuando la presentación y la representación se hacen intercambiables”, nos cuenta desde su casa en Tánger. En su obra se ve una inquietud por la filosofía, la geometría y sobre todo la poesía, tratando de crear una imagen visual poética, lírica, siempre con una paleta de colores gris o tierra. “Las matemáticas son lógicas. La única manera de comprender y medir la vida es la geometría, ya que ésta no es lógica. La geometría me permite explicar el espacio en la obra y entenderla”, comentó hace un tiempo en una entrevista.
El año pasado expuso su primera exposición individual en Londres, en la galería Rosenfeld Porcini gracias a una invitación de su dueño, Ian Roselfeld. Titulada La existencia imposible de un matemático, tuvo tanto éxito que incluso la escritora y curadora Evie Salmon, que da clases de Estética en la Universidad de Cambridge, lo incluyó para integrar la nómina de pintores contemporáneos que se estudian en su curso. “Pinto lo indecible, lo que no puedo decir con palabras. Hay que ver mis telas, mi paleta, ahí está todo, porque en el fondo llevo muchos años haciendo el mismo cuadro con un solo propósito: expresarme”, dijo.
Por estos días, sus últimas obras están presentándose en nuestro país. La galería A.M.S. Marlborough organizó una gran exposición con sus trabajos más nuevos, los que podrán verse hasta finales de abril. Titulada Pinturas recientes, son 17 óleos de diferentes formatos, además de cuatro dibujos, todos inspirados en el colorido entorno que rodea su taller en Marruecos. Espacios arquitectónicos intervenidos con pequeños elementos alargados o redondeados, orden y desorden de planos que se unen a líneas rectas infinitas de tonos amarillos, azules y grises. Obras hechas a partir de luces y sombras, siempre con alguna escritura. “Si tuviera que decirle algo a los visitantes de mi exposición sería que miren, de cerca, de lejos, que miren muy bien cada una de las obras, para luego reflexionar sobre ellas”, concluye Francisco.
Pinturas recientes estará abierta hasta fines de abril en la galería A.M.S. Marlborough. Nueva Costanera 3723, Vitacura. www.amsgaleria.cl