Tradición inglesa

La chilena Belinda Briones viste a las inglesas con los sombreros y tocados que ella misma diseña y hace en el taller de su casa en Londres. La nueva colección de su marca Bells and Whistles Millinery está inspirada en Sudáfrica y promete sobresalir otra vez por su elegancia y estilo.

Al son de la música clásica, Belinda Briones diseña, moldea y borda los sombreros que se lucirán en los eventos más exclusivos de Londres al inicio de la primavera. Esta chilena lleva más de diez años viviendo allá y conoce bastante bien los gustos y las costumbres de la sociedad inglesa, que se distingue por su elegancia y tradición. Sabe lo importante que es para ellos sobresalir y diferenciarse del resto y el sombrero es un accesorio que no puede faltar. Entre más novedoso sea su diseño, mejor.

Belinda llegó a Europa porque quería ser bailarina de ballet profesional, pero una lesión hizo que tomara otro camino: convertirse en una milliner o diseñadora de sombreros. Con el talento del diseño y las manualidades en la sangre –es prima de Bárbara Briones, la reconocida diseñadora de zapatos, y su hermana Victoria hace y vende joyas y tocados de novia–, estudió en Central Saint Martins y empezó a hacer sombreros cuando todavía no terminaba su carrera. Fue tal el éxito de las primeras colecciones, que en junio de 2013 lanzó su tienda Bells and Whistles Millinery.

En esta época del año el taller de su casa en Londres se llena de clientas, por lo general mujeres de entre 25 y 40 años que buscan arrendar o mandarse a hacer un sombrero a la medida. La llegada de la primavera marca el inicio de la época de matrimonios, eventos al aire libre y carreras de caballos, como el imperdible Royal Ascot, y en Bells and Whistles Millinery encuentran sombreros y tocados exclusivos y a un precio bastante más bajo que el de la competencia: $100.000 versus el millón de pesos que a veces alcanzan los de Philip Treacy. “Para mí hay veces que en la sencillez está el gusto y lo más importante es tener en consideración que el sombrero es parte de una tenida junto con la ropa y los accesorios, por lo que se tiene que lograr un conjunto armónico”, dice Belinda. Lo que ella busca es que sus clientas se destaquen por la elegancia y el estilo.

Dependiendo del modelo, se demora entre uno y dos días en hacer un sombrero. Primero, adapta el material y les da forma en un molde de madera; luego vienen los detalles que aseguran una buena terminación, como por ejemplo, revisar que la parte de adentro haya quedado sin imperfecciones; por último están los trimmings, que le dan el toque exclusivo a cada pieza, como los bordados, las telas, plumas, mostacillas, y piedras que Belinda les agrega con paciencia y dedicación. Por lo general, trabaja desde las nueve de la mañana hasta las siete de la tarde, aprovechando la luz natural para hacer la parte manual. Lo hace sola. “Es lo que más me gusta de mi trabajo, rodearme de todos estos materiales tan especiales y hacer todo a mano. No creo que disfrutaría tanto si es que sólo me dedicara a diseñar y no a hacer los sombreros”.

Sus viajes se transforman en una fuente de inspiración. Precisamente en unas vacaciones familiares en Sudáfrica nació su colección 2015, que se basa en los colores de los pájaros de ese país y sus plumas.

www.bawmillinery.com

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