Editorial
Hacer un número dedicado a Perú tiene un significado especial para mí, es un país que conozco de cerca, que he recorrido varias veces, y que me encanta. La primera vez que fui, para el Año Nuevo del 98, llevaba un tiempo pololeando con mi actual marido, que nació allá y que aunque se vino a Chile muy chico, sigue teniendo a gran parte de su familia ahí y nunca ha dejado de volver. Mi avión aterrizaba bastante tarde, así que me imaginé que iba a llegar a una casa en penumbras, pero todos me estaban esperando muy animados, con música, mucha comida y hasta baile… Creo que nunca me había sentido tan importante, pero pasaron los días y me di cuenta que no tenía nada que ver conmigo sino que con la forma de ser de los peruanos. Es otra cultura. Tienen muy buena onda, son generosos, alegres, gozadores y tremendamente acogedores.
Después de estar pocos días en Lima partimos a Totoritas, una playa donde todas las casas están cerca del mar, donde no hay autos y donde, como es clásico en Perú, llegan hasta la arena los mejores pisco sour, tiraditos, tequeños, etc. En todas las casas, picadas, restoranes, paradas, se comía bien (años después hicimos en ED un especial gourmet con los mejores datos), pero salvo algunas excepciones, la arquitectura y la decoración eran bien simples, funcionales, alegres también, sin ninguna pretensión. Esto ha cambiado.
Perú nunca dejará de ser un referente gastronómico, pero con los años también está dando de qué hablar en arquitectura, diseño y arte. Esta edición es sólo un reflejo de todo lo que está pasando allá, es un Perú mucho más contemporáneo, pero que nunca se olvida de sus raíces. El Hotel B es un buen ejemplo de este mix: un lugar que ha unido lo mejor de ese pasado elegante y tranquilo de los años 20, con una gran colección de arte contemporáneo que lo convierten en la mejor galería, todo en medio del barrio más bohemio de Lima.
También fotografiamos los modernos departamentos de dos coleccionistas en la capital peruana, y la casa de un matrimonio en las afueras de Lima, donde todo el techo fue pintado a mano a manera de retablo ayacuchano. Todos lugares con personalidad, distintos y sin ningún miedo a la mezcla… Este es un número con el sello de lo hecho en Perú.
Magdalena Bock, Directora.
magdalenabock@ed.cl