En colores

Editorial

Recuerdo como me impactó el colorido del living de mi amigo Ignacio Pérez-Cotapos la primera vez que entré a su departamento: muros naranja, cortinas de terciopelo verde, piso de parqué negro, alfombra azul y, en vez de mesa de centro, un pouf de leopardo. Estamos hablando de hace 15 años, cuando todavía los chilenos vivían parecido; además era un espacio chico, pero se veía tan bien, elegante, masculino, con la luz muy baja, buen olor, música, flores y toda esa cosa que tienen los lugares de Ignacio. Le daba risa que le preguntara cómo se le había ocurrido mezclar tanto color…

Todo es color básicamente, incluso los tierras, cremas, beige, grises y pasteles, pero cuando hablamos de los más fuertes, es mucho más difícil el tema. Su buen uso es casi un don, un sexto sentido, algo que se tiene o no se tiene.

En los años 40 Rothko revolucionó el mundo del arte con sus grandes cuadros con capas finas de color, que con el tiempo se transformo en dos rectángulos de tonos vibrantes que contrastaban con otros más sombríos, rosados, granates, amarillos, cafés, morados, negros… Su idea era provocar una experiencia mística.

En decoración cuesta encontrar un solo gran exponente del uso del color, se podría nombrar a varios, entre ellos, la británica Tricia Guild, que creó todo un estilo en los 70 con su colección de géneros estampados y llenos de color.

Mezclaba con tan buen ojo y originalidad que se transformó en una gran industria de la decoración y en una forma de vida, tan influyente en Londres que hasta hoy representa a los ingleses. En Chile, el decorador y arquitecto Sergio Echeverría es un ejemplo de alguien que no le tiene ningún susto a la mezcla ni a los contrastes, basta ver el lobby del hotel W.

En las universidades todas las carreras relacionadas con Arquitectura y Diseño tienen un ramo de color, para entender que cada uno está compuesto por varios más, que tienen gamas y temperaturas, y que por lo mismo al poner dos juntos muchas veces uno le chupa parte de su composición al otro… En la práctica, si la cosa se ve bien, nada de esto importa mucho, pero sirve para entender porqué un género rojo se ve de una forma en la tienda y de otra completamente distinta en el living de su casa; porqué un gris se pone verdoso al lado de un sofá café y más azul cuando oscurece… Un tono es precioso en el pantone, pero puede no funcionar en una pared… Hay mucho prejuicio también, que el color achica, que cansa o aburre, que hay combinaciones prohibidas, etc. Antiguamente se decía que nunca en un lugar o una tenida debían haber más de tres colores juntos… La verdad, cuando las cosas se hacen bien, todo funciona, el color refresca, produce sensaciones, mueve y estimula.

Creo que cuando todo está demasiado bien combinado el resultado es fome, se pierde la gracia y la espontaneidad, nunca es tan terrible equivocarse, y siempre hace bien cambiar, retapizar, pintar… Además los colores pasan por ciclos (hace ocho años, cuando nos pusimos a buscar casa con mi marido, eran amarillo lúcuma), y hay que estar actualizándose cada cierto tiempo. Esperamos que esta edición, y sobre todo la espectacular casa en Miami del diseñador Tommy Hilfiger, lo motive a ponerle color a su vida.

Magdalena Bock, Directora
magdalenabock@ed.cl