Editorial
El otro dia llamé a la central de reserva de hora de una clínica y, al pedirme mis datos, el hombre del call center me preguntó si el @ed.cl de mi mail tenía que ver con la revista ED. Se oía bien joven, amoroso, me contó que la leía cada vez que podía y que trabajaba pensando en tener algún día una casa como las que salen en la revista. ¡Me hizo el día! Nunca nos olvidamos que estamos trabajando para los lectores, pero a veces cuesta imaginarse a cada uno de ellos de manera individual, y dimensionar qué es lo que estas páginas pueden provocar en sus vidas. Hacer soñar a las personas, saber que podemos ser una fuente de inspiración, no sólo para comprar un mueble o decorar la casa, sino que para trabajar y proyectarse, le da otra dimensión a lo que hacemos.
Hacerse una ilusión también le puede cambiar el día a alguien. Si no han visto la serie The Crown, una biografía sobre el reinado de la Reina Isabel II, empiecen a verla hoy mismo. Todo hace ilusión. Es una de las producciones más lujosas de Netflix (alrededor de US$130 millones por temporada, que es incluso más de lo que la misma reina le cuesta a los británicos en un año), con los ambientes y vestuarios más sofisticados que se hayan visto en televisión. En una escena de la segunda temporada, la princesa Margarita se quejaba con el legendario fotógrafo Cecil Beaton de salir siempre retratada en un escenario de cuento, irreal, y no como una mujer normal y de la época. Y la respuesta de este gran artista tiene que ver justamente con esto de la ilusión, algo así como que una persona común y corriente, aburrida de estar lavando platos, abriría un diario o una revista y vería a esta princesa de cuento y por algunos minutos se sentiría como ella, soñaría con su mundo, y ese día quizás saldría con un pañuelo nuevo a la calle y con otra actitud, porque algo le habría quedado de esa princesa… Estamos en otra era, la de la sobre información, pero de todas maneras siempre esperamos dejar algo en quien nos lee…
El editor de ED, Juan José Richards, se sorprendió en su último viaje a Coyhaique, donde fue a terminar su última novela, cuando se acercó al kiosco de la plaza principal y vio un ejemplar de la revista. De anónimo preguntó de qué se trataba y la persona que atendía sólo pudo decir que todas las que llegaban se agotaban. Y aunque sabemos que llegamos a todo Chile, por un momento esta historia también nos volvió a hacer más conscientes de que muy lejos, casi al fin del mundo, nos están leyendo.
Esta edición recorre distintas regiones de nuestro país para mostrar casas de veraneo, que además de lindas, nos cuentan muchas historias, mañanas de playa y piscina, aperitivos en el muelle, largos almuerzos con las más espectaculares vistas, tardes en el quincho, familias disfrutando en espacios pensados para pasarlo bien, para estar juntos, para desconectarse… No importa si es una minimalista casa en el campo, como la de Tomás Andreu y Josefina Urzúa; o pensada para un gran choclón y con todas las atracciones de un hotel como la de Ranco; blanca y simple como la de la famosa diseñadora Patricia Urquiola en Ibiza; o muy fresca como la que proyectó la arquitecta de Nöelle Echenique en Zapallar, la gracia no está en el destino ni en la arquitectura, sino que en el espíritu que se le de a ese lugar hecho para las vacaciones. ¡Disfruten este merecido descanso, nos vemos en marzo con energías renovadas y con un número destinado a los chilenos que dejan huella!