Arquitectura y Diseño

Zaha Hadid y su admiración a Niemeyer

La primera mujer en obtener el Premio Pritzker (2004) y nombre constante entre los primeros lugares de concursos internacionales, habló con el diario español El País y confesó su admiración por Oscar Niemeyer, «tenía un talento innato para la sensualidad».

Nació en Irak pero ha vivido gran parte de su vida en Londres, donde instaló su oficina de arquitectura. Zaha Hadid se ha convertido en uno de los nombres más recurrentes cada vez que hay noticias de arquitectura internacional.

«Cuando era niña y vivía en Bagdad tenía la suerte de viajar con mis padres todos los veranos», recuerda Zaha en entrevista con El País. Su padre, político progresista, fue a buscar ideas al mundo como la reforma agraria o los derechos de los trabajadores. Fue en esos viajes cuando Zaha tuvo la oportunidad de conocer museos y edificios del mundo, aunque hay uno que le llamó particularmente la atención.

Recuerda haber visitado a sus 7 años la Mezquita de Córdoba. «Claro que hay muchos otros lugares extraordinarios, pero el contraste entre la oscuridad y la iglesia central de mármol no he podido olvidarlo. Se adelantó siglos a los proyectos híbridos que construimos hoy», dice.

Y como todo arquitecto tiene un edificio inolvidable, también tiene un arquitecto predilecto. En el caso de Hadid, es el brasileño Oscar Niemeyer.

«Era un virtuoso del espacio. Tenía un talento innato para la sensualidad, por eso construyó una arquitectura moderna crítica con la modernidad. Ha habido muchos arquitectos experimentando con las formas, pero él lo hizo con mayor ambición: construyó con hormigón formas aparentemente líquidas».

Para la arquitecta, los proyectos de Niemeyer dan la impresión de que salieron de un solo trazo, «sin esfuerzo, sin interrupciones, sin necesidad de corregir». Sin embargo, sabe que esa percepción es fruto de un inmenso trabajo y por eso creo que el brasileño fue un genio del siglo XX. «Pero su talento no siempre se reconoció con generosidad. Su estilo libre, sensual y extravagante se juzgó ornamental».

«La lección de Niemeyer es cómo la arquitectura moderna se puede permitir ser cercana, llegar a pertenecer al lugar en vez de imponerse en él”. Para Hadid, además, el arquitecto brasileño fue un modelo. “Animó a los demás a buscar una mayor exigencia. A querer aportar más con los edificios. A mí me dio fuerzas».

Hadid admite que fue Le Corbusier quien despertó a Niemeyer cuando llegó a Brasil en los años treinta. «Sin embargo, Niemeyer sacó de Le Corbusier todo el talento escultural que la modernidad mantenía encerrado en una jaula cartesiana. El Le Corbusier más libre, el de Ronchamp, se cuajó en Brasil». Para Hadid, Niemeyer devolvió la lección aprendida haciendo avanzar la arquitectura un paso más.

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