30 Años

Explosión vegetal en este jardín de Cristóbal Elgueta

Cuando al paisajista Cristóbal Elgueta le encargaron este proyecto, tenía claro que su misión era crear un jardín suelto, libre y alegre. Pero, además, lo hizo exuberante, colorido y fragante.

Sus ejemplos son tan clarificadores como divertidos: “Un jardín con muchas especies es como una mujer vestida con sombrero, collares, pulseras, aros, pañuelos y plumas”; “Una propuesta paisajística sin un material vegetal interesante es como traer a la Claudia Schiffer y hacerla desfilar un saco de papas”.

Entre carcajadas, recorrimos con Cristóbal Elgueta este precioso jardín ubicado en Los Dominicos. Como su mentor, aquí todo es exuberante, extrovertido, alegre y con una personalidad que descoloca.

Dividido en diferentes cámaras, uno puede descubrir un par de mecedoras de madera escondidas entre aromáticas especies; o el sector de la cama saltarina, que a simple vista no se ve; o la piscina llena de papiros; o un rincón donde priman los rosados, blancos y lilas, mientras que, un par de pasos más allá, todo es rojos y morados.

Este jardín tiene alrededor de 3 mil metros cuadrados repartidos en tres casas con accesos comunes. Un conjunto armónico y muy emparentado (como sus dueños), pero con matices propios. Por ejemplo, una casa es más simple, con una paleta de colores cálida y de muy fácil mantenimiento; en cambio, otra casa es más elegante, con una estructura potente dividida en varias cámaras, cada una con sus propias tonalidades.

Según Cristóbal, se inspiró de acuerdo al presupuesto y a las necesidades de los dueños, sin alejarse de sus reglas básicas: un lugar suelto, pero con una composición clara y trazados rectos, lleno de plantas silvestres que se mueven con el viento y se apropian del jardín.

“En general, cuando me toca trabajar en casas con una arquitectura muy recta como éstas, proyectadas por Jorge Figueroa, trato de romper tanta linealidad a través de la naturaleza”, explica.

Aquí hay flores todo el año, y no sólo para mirar, sino también para cortar. Cientos de alstroemerias, calas, rosas y hortensias, entre muchas otras, forman una auténtica florería natural, que, además de cuidarle el bolsillo a sus dueños, llenan de color y fragancias la casa por dentro y por fuera.

Este ingeniero forestal de la Católica, paisajista autodidacta, con más de 60 hectáreas diseñadas y con cientos de millas acumuladas por sus viajes alrededor del mundo, reconoce que otro tema clave de sus diseños es el buen uso de la paleta de colores. “Sin abusar, me gustan las mezclas, por lo que siempre hago combinaciones entretenidas que no sumen más de tres tonos”, agrega.

Está convencido de que es muy factible lograr lindos jardines sin desfinanciarse en el intento ni luego en mantenerlos. Aquí hay muchas, pero muchas plantas y son varios metros cuadrados; sin embargo, Cristóbal asegura que el presupuesto con el que contó no era muy grande y que con jardinero una vez a la semana, basta.

Publicado originalmente en la edición 163.

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