Arquitectura

Arquitectura sustentable: realidad en el mundo y desafíos a futuro

Desde el desarrollo de biomateriales de bajo impacto medioambiental hasta la adaptación de celdas solares a nuevos formatos, aquí una mirada a la realidad de la arquitectura sustentable y sus desafíos a futuro.

Para algunos, la arquitectura sustentable es un diseño arquitectónico responsable, para otros, es el camino que la arquitectura contemporánea debe seguir de aquí en adelante. Lo que es seguro es que no es una tendencia pasajera y cada vez gana más terreno entre los amantes del diseño, la arquitectura y las personas preocupadas por el medio ambiente.

 

¿Qué es la arquitectura sustentable?

Es un enfoque de diseño y construcción que busca reducir el impacto humano en el medio ambiente y promover un futuro más sostenible. Se basa en la utilización de materiales ecológicos, la eficiencia energética y la adaptabilidad en las necesidades cambiantes de los usuarios y el entorno. Es una respuesta a los desafíos globales, como el cambio climático y la creciente demanda de recursos naturales, y tiene el potencial de transformar la forma en que vivimos y construimos nuestras ciudades.

Patrick Spencer, arquitecto, consultor medioambiental y profesor de la Universidad del Desarrollo, explica que la sustentabilidad es la habilidad que tiene algo para «sustentarse» de manera autónoma en el tiempo sin requerir de mayores recursos externos. “Entre el 38% – 40% de las emisiones de CO2 provienen de las edificaciones y la industria de la construcción. Por lo tanto, es de vital importancia que podamos incorporar esta filosofía de la sustentabilidad en la manera en la que hacemos arquitectura, ya que nos estamos jugando nuestro bienestar como especie en este planeta”.

En Chile esta realidad ya existe. Son varios los edificios en el país que se han destacado por su diseño, ingeniería y sustentabilidad, en busca de generar un impacto positivo en el medio ambiente. 


Realidad en el mundo

El arquitecto y consultor medioambiental Patrick Spencer explica que este tipo de arquitectura sustentable se suele ver más en países nórdicos o europeos, ya que han mejorado en la aplicación de materiales y en nuevas tecnologías en construcción. “Un ejemplo de ello es el uso de madera contralaminada en edificios de gran altura para reducir la huella incorporada de CO2; el desarrollo de biomateriales de bajo impacto medioambiental, como el micelio de los hongos, para usar como nuevo elemento constructivo, o incluso, la adaptación de celdas solares a nuevos formatos, lo cual nos permitiría incluso recolectar energía solar mediante las propias ventanas de un edificio”, asegura. 

Otra de las diferencias es que en Europa están bien definidas las áreas de sustentabilidad en las oficinas de arquitectura, donde muchas veces requieren que sus empleados cuenten con conocimientos técnicos en la materia o simplemente cuenten con un departamento interno en la empresa. En nuestro país, en cambio, las brechas se disparan. “Es más difícil encontrar ejemplos contundentes, puesto que la figura del arquitecto, quien es responsable del diseño y desarrollo del proyecto arquitectónico, se encuentra muchas veces separada del especialista en sustentabilidad. Es decir, el arquitecto puede tener contratado a un consultor, de la misma manera que tendría de apoyo a un especialista sanitario o eléctrico”, explica Spencer.

 

Desafíos a futuro

La proyección a futuro de la arquitectura sustentable es incierta y el principal problema es el cambio climático. Según el World Green Building Council, para lograr las metas de carbono neutralidad al 2030, se necesita un uso energético promedio a nivel global de máximo 100 kWh/m2 al año. Actualmente se proyecta que estamos alcanzando los 125 kWh/m2 al año para el 2030. Es decir, incluso con todos los esfuerzos, políticas públicas, innovaciones e incentivos en cuanto a arquitectura sustentable, nos estamos quedando cortos.

“En la medida que un sistema se hace más complejo, tiene una mayor tendencia a presentar fallas. Esto se puede traducir en costos de mantención, problemas de ejecución en obra o reducción de la vida útil de los distintos sistemas o componentes que conforman un edificio. En ese sentido, es importante que los avances que propongamos no nos traigan más problemas que soluciones”, explica Patrick Spencer. 

Para Julio Nazar, arquitecto urbanista de la Universidad Católica, todo diseño urbano sostenible se tiene que anclar en tres variables: la económica, la social y la medioambiental.

Un buen proyecto urbano sustentable debe ser viable económicamente al ejecutarse y después en su mantención; debe ser un aporte social, incorporando las necesidades de las comunidades locales, y debe ser medioambientalmente amable, preservando los valores naturales locales, al mismo tiempo que minimiza las externalidades negativas que una obra puede acarrear”, explica.

Además, Nazar incluye la sustentabilidad en su trabajo como una oportunidad para mejorar la calidad de vida de las personas que harán uso de ellas. Un ejemplo de esto es el proyecto Plazas Eje Yungay en la Región de Atacama, enfocado en la regeneración urbana y natural de Chañaral, además de sus proyectos de conjuntos residenciales enfocados en la segregación social, movilidad y conectividad urbana en Santiago.

“El diseño urbano sustentable es una máxima en el desarrollo de nuestras ciudades, hoy y mañana. Mientras antes asumamos que cada plaza de cemento inaugurada, cada autopista urbana concesionada, cada hectárea nueva que se expande la ciudad acarrea una serie de costos sociales y económicos para la sociedad completa, podremos empezar a vivir con un objetivo más sostenible”, concluye Nazar.

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