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Huertos en la veredas: casas y restoranes que se suman a esta tendencia

Ya no es novedad hablar de huertos comunitarios alrededor del mundo, verlos instalados en medio de diversos barrios de las grandes capitales ya es un hecho. En Chile, de a poco más personas se animan a tener uno no puertas adentro, ni cercado, sino en la vereda a vista y paciencia de todo quien pase por el lado.

“Tenía poco espacio en el interior y mi antejardín estaba inutilizado, quería sacar el pasto y apostar por algo más sustentable. Ahí nació la idea de poner un huerto afuera y usar ese espacio”, cuenta Paula Covarrubias (47, periodista). De eso ya ha pasado un año y medio, tiempo en el que se ha abastecido de diversas hortalizas para comer junto a su marido y tres hijos. Lechugas, acelgas, ají, pimentón, choclos, berenjenas y hasta sandía (que esperan probar este verano) son parte de sus cultivos. “He hecho un pebre solo con cosas de mi huerta. Recomiendo 100% tener hierbas en la casa”, cuenta. 

A cargo del proyecto y asesoría estuvo Consuelo Martínez, de Manos con Tierra (@_manoscontierra), empresa que se dedica a la instalación y mantención de huertos, quien cuenta que todavía son pocos los que se han animado a llevarlo a la calle. “La gente le tiene miedo a las otras personas, que no se lo van a cuidar, que le van a robar las plantas, que se van a estacionar arriba, que será el baño de mascotas, por lo que prefieren hacerlo adentro. Hay poca cultura de comunidad”.

Pero contrario a lo que se suele pensar, la gente sí los respeta. Emilia Zuñiga (24, estudiante de arquitectura, quien cursa un Magíster de Sustentabilidad en Arquitectura en el Politécnico de Torino) tras hacer una pasantía en el Huerto Cuatro Estaciones (@huertocuatroestaciones) en Aysén, convenció a su familia de instalar uno en el exterior de su casa. “La recepción ha sido súper buena, está ahí para compartir, los vecinos a veces sacan de las hierbas que tenemos y lo respetan mucho”, cuenta. El único problema que han tenido ha sido la caca de perros, pero en contadas ocasiones. 

En su huerto, han “experimentado” con distintas verduras. En invierno: repollo, brócoli y coliflor —que no se dieron muy bien— y otras que sí: espinacas, zanahorias y habas. Hoy tienen hortalizas de verano: tomatitos, ajíes, albahaca, frutillas y rúcula. 

 

¿Por qué apostar por una vereda comestible?

Patricio Polanco, de Huerto Pro, cuenta que los huertos en exterior tienen múltiples beneficios: mejoran la entrada y el entorno de los vecinos, se potencia la comuna, se usa mejor el agua al regar alimentos en lugar de pasto o plantas ornamentales, y ayuda a crear comunidad generando conciencia para que las nuevas generaciones se acerquen y conecten con la tierra. Todo esto es lo que dos restoranes han logrado junto a su asesoría.

“Nos tomamos el espacio público para aprender de la tierra, me ha servido como cocinero y también en lo personal”, cuenta Álvaro Romero, chef del restorán La Mesa (@lamesa_chile), que instaló un huerto en pleno Alonso de Córdova en la comuna de Vitacura. “Ha sido un lujo, hemos aprendido de su manejo y tiempos, hay cosas que se dan y otras que no. Tomate, rabanitos, kale, acelga, cebollines, zapallitos y calabaza son algunas de las cosas que hemos disfrutado”, explica.

Algo similar es lo que hicieron en el restorán Verde Sazón (@verdesazonchile). Para Roberto Luque, su chef y fundador, las huertas ayudan a conectar con la tierra y la naturaleza al tener la experiencia de ver algo crecer desde una semilla para luego disfrutarlo en tu mesa. Según comenta, esta es una de las experiencias más reconfortantes que uno puede tener. “Queríamos dar el ejemplo y mostrar a nuestro público y vecinos la cantidad y abundancia que uno puede generar en espacios reducidos de un huerto. Ojalá más personas se animen para ver varios huertos en una cuadra de forma normalizada como lo han hecho algunas ciudades del mundo”, reflexiona.

Para él, el que esté en el exterior no ha implicado mayores complejidades. El cuidado sigue siendo el mismo en cuanto al riego y mantención. “Muchas personas me metían el miedo de que lo iban a romper o robar al poco tiempo, pero llevamos ya cuatro meses con el huerto y realmente cero problemas”, sentencia. 

 

BUENOS DATOS PRÁCTICOS

 

¿Cuánto cuesta?

Dependerá de la medida y materialidad, y si lo hace uno o lo externaliza con alguna empresa. Consuelo Martínez, de Manos con Tierra, explica que un bancal de madera de 320 x 80 cm (perfecto para una familia de 4 personas) con el compost correspondiente puede costar desde $100.000 hecho por uno mismo. 

 

¿Las condiciones?

“Si cumple con las condiciones básicas no importará si es principiante, tendrá éxito igual en lo que decida comenzar”, dice Patricio Polanco, de Huerto Pro. Para él la clave está en un suelo bien nutrido alto en materia orgánica, una cantidad mínima de sol directo a las plantas (5 horas), semillas o almácigos de buena calidad, plantar o sembrar en la época que corresponda según variedad y que no falte el riego y el deshierbe.

 

¿Con qué partir?

Para un principiante se recomienda comenzar con hojas de corte: acelgas, kale, rúcula, mizunas (hojas de mostaza japonesa), rábano , zapallos italianos o flores.

 

Abastecerse de semillas

Hay muchos guardadores de semillas artesanales, que cuidan para que sean semillas no transgénicas. Consuelo recomienda a @construyendohuertos y Semilla Austral. “Si tienen la posibilidad de traer de afuera, Baker Creek (@bakercreekseeds) son la eminencia en semillas”, dice. 

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