Decoración

La casa de Jessica Davis en Atlanta: una construcción de los 60 con mucho arte y color

A 15 minutos del centro de Atlanta, la casa de la interiorista Jessica Davis aparece en medio del bosque. Después de una remodelación que mantuvo el espíritu original, hoy la casa es un refugio ecléctico, lleno de historia, creatividad y mucha vida.

La interiorista Jessica Davis –fundadora del estudio Atelier Davis y de la firma Nest Studio– ha vivido en distintos países y ciudades: nació en Hong Kong, pasó parte de su infancia en China y más tarde vivió en Nueva Jersey. Esa mezcla de experiencias, viajes y culturas hoy se refleja claramente en su casa en Atlanta, una construcción de los años 60 diseñada por el arquitecto Jerry Cooper que Davis transformó en un proyecto completamente personal.

“Cuando vimos la casa supimos que era un diamante en bruto y queríamos ponerle nuestro sello”, cuenta Davis. Su visión fue clara: respetar la esencia de la arquitectura original y, al mismo tiempo, crear un espacio lleno de vida, color, arte y piezas que hacen referencia a su historia familiar.

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El resultado es una casa donde cada rincón tiene carácter. En el living hundido, una característica típica de las casas midcentury, conviven la chimenea clásica de los años sesenta –ahora pintada de blanco– con una banca integrada y sillas vintage de Milo Baughman. Los pasillos, amplios y luminosos, se convirtieron en pequeñas galerías y zonas habitables. “Me gusta superponer capas. Colecciono arte, y aquí tenemos piezas recolectadas a lo largo de nuestra vida: obras mías de la época del colegio, pinturas de mis hijas y cosas que hemos comprado en nuestros viajes. Cuando están todas juntas, cuentan una historia”, explica.

La cocina es otro punto clave y, como dice la interiorista, es “el corazón de la casa”. Tras la remodelación que hicieron al comprar la casa, abrieron la cocina al comedor y al living, creando un espacio amplio, que fluye e invita a todos a disfrutar. Para incorporar luz natural, agregaron tragaluces, y para mantener el carácter original de la construcción, reutilizaron los paneles de madera de magnolio que revestían algunos muros. En la cocina se pueden ver también repisas abiertas donde conviven copas y platos que usan diariamente, con piezas decorativas que han recolectado con el tiempo. El toque artesanal aparece en las baldosas de cerámica. que parecen hechas a mano, mientras los toques de rojo, que se pueden ver en el horno y en las sillas del comedor, recorren distintos ambientes como un hilo conductor.

La remodelación no se quedó ahí: la interiorista sumó metros cuadrados con una ampliación que incluye un pasillo con muebles de doble altura, un baño de visitas oculto con un papel mural nada de discreto y una nueva oficina rodeada de ventanales. “Siempre he disfrutado ser creativa. En este espacio instalé todos los tiradores que he diseñado, es como una vitrina de mi trabajo, pero también un lugar donde pinto y me inspiro”, dice.

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El dormitorio principal se siente como un santuario, rodeado de bosque por ambos lados, mientras que los exteriores refuerzan la conexión con la naturaleza: terrazas, huerto y jardines que atraen la fauna local. “Estar aquí es como vivir en medio del bosque, aunque estemos a solo quince minutos del centro de Atlanta”, comenta.

Su estilo, que ella misma define como eclectic and collected, se traduce en un mix de épocas, piezas familiares, objetos inesperados y un aire creativo que da calidez a cada ambiente. Un proyecto que confirma lo que siempre ha buscado en su carrera: diseñar espacios que se vean bien y que se vivan intensamente.

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