Hace ocho años, Pilar Letelier decidió “colgar los guantes” de la odontología y abrir un camino completamente distinto. Lo que comenzó como una búsqueda personal, entre lanas y tejidos, terminó convirtiéndose en Cabeza de Alfiler, una tienda que ha cambiado la manera en que muchos miran las manualidades en Chile.
Desde un inicio, Pilar quiso darle un giro más juvenil a un oficio tradicionalmente asociado a las abuelas. Su propuesta fue clara: materiales de excelente calidad, una cuidada selección estética y un espacio que invitara a crear. Hoy, la tienda no solo ofrece lanas, tijeras y accesorios pensados para durar toda la vida, sino que también es un punto de encuentro para una comunidad que crece día a día. “Mi principal filosofía es si yo usaría o no ese material. Como tejedora, sé de primera mano cómo son y me preocupo de que cada objeto inspire y acompañe el proceso creativo”, cuenta.


Esa visión ha generado historias entrañables, como la de un grupo de tejedoras que se conoció en un taller de la tienda en 2019 y que hasta hoy se reúne todos los sábados. “Las manualidades convocan muchísimo, es como un lenguaje propio que cuando entras te quieres quedar. Lo llamamos ‘orgullo tejeril’”, dice Pilar. Esa comunidad se ha transformado en uno de los sellos de Cabeza de Alfiler, un espacio donde compartir proyectos es tan importante como encontrar la mejor lana o aguja.


Además de la venta de materiales, los talleres han tenido un rol clave. Son instancias que permiten aprender nuevas técnicas, explorar productos y, sobre todo, conectarse con otras personas. Para muchos, son un refugio en medio de la rutina, un espacio para bajar las revoluciones y desafiarse con algo nuevo. En un mundo cada vez más digital, esa experiencia tangible y compartida es parte de lo que hace que el tejido y las manualidades estén viviendo un renacer entre las nuevas generaciones.
El proyecto no se detiene. El año pasado lanzaron su propia línea de hilados y la idea es seguir creciendo paso a paso, ampliando el catálogo de productos propios y, en un futuro, conectar más con client@s de regiones e incluso expandirse internacionalmente.


En sus palabras, Cabeza de Alfiler es mucho más que una tienda: es un lugar donde materiales, colores, texturas y personas se encuentran para dar vida a creaciones únicas, con ese toque de orgullo y comunidad que hace que cada puntada tenga un valor especial.


