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Flores que se comen: la pastelería que le está dando un giro a las clásicas tortas

Antonia Eyzaguirre es historiadora de profesión, periodista de oficio y, desde hace un tiempo, pastelera floral. Su carrera comenzó trabajando en medios e instituciones públicas, hasta que una mudanza a Nueva York cambió el rumbo de vida profesional. Fue allá donde, casi sin planearlo, empezó a hacer tortas: primero como un favor para una amiga, luego para conocidos, y más tarde como un pequeño emprendimiento espontáneo en Instagram al que llamó Martha’s Bakery, en honor a Martha Stewart.

En ese cambio de país y rutina, Antonia conoció el arte de las flores de buttercream, una técnica desarrollada en Corea del Sur que de a poco fue perfeccionando en cursos y clases privadas con reposteras coreanas en Manhattan. Desde entonces, ha dedicado horas y noches a pulír cada pétalo, mezcla de color y composición floral. “Cada flor la hago pétalo por pétalo, detalle a detalle. Nunca una es igual a otra, el mundo de las flores es infinito”, comenta.

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Luego de cuatro años en Estados Unidos, Antonia volvió a Santiago convencida de que la pastelería chilena es de primer nivel, pero también de que hay espacio para ideas nuevas. Así nació Delfina Floristería, su propuesta que mezcla delicadeza estética y sabor, con un foco especial en recetas que no solo se vean bien, sino que sorprendan al probarlas. 

Con Delfina, busca regalar experiencias memorables y convertir cada torta en algo inolvidable, tanto por dentro como por fuera. Su objetivo es que la pasión por el detalle, el cariño y la autenticidad se transmitan en todas sus creaciones, haciendo que cada pedido se sienta único y personalizado. “A todos nos hace felices recibir un ramo de flores, por lo que recibir unas que además se puedan comer y sean ricas, lo convierte en una experiencia única”, destaca.

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Antonia ha apostado por una propuesta que cuida cada paso, en la que «todo es hecho a mano, hasta la última mermelada» y se diferencia por la combinación de sabores únicos: frambuesa con limón, coco con mango, zanahoria con naranja, caramelo con maní crocante y más.

Aunque reconoce que la pastelería chilena es de gran calidad, considera que hay pocas propuestas que realmente innoven. Percibe un mercado cada vez más sofisticado y dispuesto a invertir en productos que no solo sean ricos y lindos, sino que también generen una experiencia al momento de consumirlos, un espacio donde Delfina Floristería encaja perfectamente.

Puedes ver sus creaciones en @delfina.floristeria

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