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Arte

Charles James

Gracias al MET y a Anna Wintour, nunca más su nombre nos parecerá el de un anónimo. La exposición Beyond Fasion, que estuvo en exhibición en agosto pasado en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, ha resucitado al inadvertido couturier, convirtiéndolo en la estrella principal de la moda a propósito de este rescate que ya han visto miles de personas.

Este aviso es de carácter urgente. Si en los próximos días sus planes se concentrarán en la Gran Manzana, es imperativo que se detenga en el Metropolitan Museum of Art y conozca la obra de un costurero célebre, muy conocido por expertos del fashion, pero ignorado por el gran público. Un hombre que falleció en 1978 a causa de una neumonía, que nació en 1906, creció en Londres y pasó su adolescencia en Chicago para luego mudarse a la ciudad del centro del mundo. De vez en cuando se radicaba por temporadas breves en París y muchos piensan que sufría de algo así como déficit atencional, porque su trabajo era irregular, a veces se encontraba muy inspirado y productivo, y otras pasaba temporadas sin hacer nada.

Hijo de un oficial británico y de una rica heredera de Chicago, en 1956 tuvo un hijo, que llevó su mismo nombre y que lo hizo crear una colección dedicada a los niños. Su mejor amigo de la infancia fue el mismísimo Cecil Beaton, quien años más tarde fotografió sus diseños para la revista Vogue. Pero tuvo más amigos, todas celebridades, como Elsa Schiaparelli, Cristóbal Balenciaga, Jean Cocteau y Christian Dior.

Charles James fue conocido por sus siluetas voluminosas, ajustadas a la cintura. Estudió anatomía humana para que sus diseños fueran lo más esculturales posible. A la hora de elegir, prefería las telas gruesas como el satín, el terciopelo y el tafetán. Sus diseños eran casi científicos. Harold Koda, curador del recién inaugurado Instituto del Vestido Anna Wintour dentro del MET y que acoge la muestra de James, dice que fue “un diseñador ergonómico, ingeniero, arquitecto y por supuesto, suntuoso”. James jamás estudió costura en ninguna escuela. Sus diseños se basaban en la arquitectura y la funcionalidad, así como en la belleza que quería transmitir. Sus vestidos eran creados con una arquitectura muy precisa, lo que les hacía pesar más de 10 kilos, y podía tardar años en confeccionarlos.

Debido a ello, Koda decidió prescindir de escenógrafos y contrató al estudio de arquitectos Dillier Scofidio & Renfro para diseñar el espacio de la muestra. Los lazos entre la arquitectura y la indumentaria se han visto reforzados por maniquíes digitales y herramientas que ofrecen panorámicas de 360 grados en algunas de las obras.

Charles James: Beyond Fashion fue la muestra que inauguró la ya tradicional gala del MET y que en cuanto a glamour, año a año va superando incluso a la alfombra roja de los Oscar. En la exposición se muestran 65 vestidos, varios bocetos y maniquíes del diseñador que en vida fue muy respetado por sus pares como Dior o Balenciaga, quienes lo consideraron un maestro mayor del diseño. Su vestido más conocido fue el Cisne, que fue retratado para la revista Vogue estadounidense a principios de los 50. Consistía en 30 capas de tul y empleaba una técnica de confección muy compleja y popular entre 1870 y 1880, que le daba un volumen extra a la parte posterior. Los vestidos de James tenían nombres propios. Desde el Mariposa al Sirena, pasando por el Trébol de Cuatro Hojas, el Diamante o el Taxi. Este último es una de sus creaciones más emblemáticas: era cómodo y no se arrugaba, muy útil para que las mujeres pudieran subirse a los taxis, explicaba él, sin tener que pisarse la cola. Charles James fue un genuino couturier. Quizás uno de los primeros y de los pocos que comenzó y terminó su carrera en Estados Unidos. Mientras la mitad de los diseñadores americanos hacía fortuna con estilos más prácticos y cotidianos y la otra mitad tenía los ojos puestos en las novedades que venían de París, James fue un genuino modisto de alta costura. Hizo algunas concesiones al prêt-à-porter, pero siempre con acabados majestuosos y exclusivos. Le obsesionaba la manufactura artesanal y la creación única fuera de colecciones, temporadas o calendarios; así fue como llegó a desfilar en la semana de la Alta Costura de París y a diseñar sobre los cuerpos de las socialités americanas más prestigiosas. La elegancia francesa que todos los ricos estadounidenses querían vestir tenía a su mayor exponente en un modisto residente en Nueva York.

En 1945 abrió su primer gran salón en Madison Avenue, en donde sus clientas fueron actrices, bailarines y damas de la sociedad, como Babe Paley. Uno de sus mecenas fue William Randolph Hearst, magnate de las comunicaciones y el inspirador principal del filme El Ciudadano Kane. Con fama de ególatra, caprichoso y despilfarrador, Charles James decidía a qué clientas aceptaba en su taller y no tenía reparos en rechazar a muchas por no ser dignas de sus prendas. Sus obras eran extremadamente caras para la época (unos mil quinientos dólares) y nunca quiso ceder ante los precios o las demandas del mercado; mientras tanto, tenía litigios abiertos por cada una de las aventuras empresariales en las que se había embarcado.

Su figura fue tan polémica y emblemática que repitió el cliché de muchos otros y, ya arruinado, decidió establecer su vivienda-estudio en el mítico Chelsea Hotel, donde murió al poco tiempo.

 

  • La foto que enmarca todo el universo de Charles James, fue tomada en 1948 por Cecil Beaton para Vogue.

  • La escultura que da inicio a la muestra en el MET.

  • Una de las máximas aficiones de Charles James: Diseñar sombreros.

  • La socialité Babe Paley fue una de sus mejores clientas. Este modelo fue especialmente pensado para Babe Paley (1950).

  • Trato personalizado y clientas selectas. Charles James no contó con grandes colecciones ni su trabajo es cuantioso, pero sus obras son únicas y exclusivas.

  • A sus vestidos los llamaba con nombres particulares, este es el Trébol de cuatro hojas, 1936.

  • Su amigo de la infancia, el célebre fotógrafo Cecil Beaton lo retrata de forma bastante inusual.

  • Harper's Bazaar realizó una producción en su taller donde Charles James explica su proceso de trabajo y la selección de su clientela.

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