A Rodolfo Edwards le gustan los edificios, las construcciones urbanas y todo lo que tenga que ver con planos y proyecciones. Es arquitecto, graduado de la Universidad Católica de Valparaíso, pero su currículum va mucho más allá de trabajos para oficinas y empresas calculistas. Pintor de cuerpo y alma, lo verdaderamente suyo son las telas, creaciones inspiradas en ciudades y desarrolladas con técnicas mixtas.
Tal como cuenta, siempre le gustó dibujar y desde que tiene uso de razón lo hacía en cualquier soporte que tuviera cerca. Por lo mismo, cuando tuvo que elegir una carrera pensó que Arquitectura era la opción correcta. Primero, porque le encantaba el tema, tenía habilidad y también porque sentía que estudiar en Valparaíso sería un buen punto de partida para desarrollar futuros proyectos. “Siempre he admirado las construcciones humanas y cómo estas han ido cambiando a lo largo de la historia y se identifican con cada cultura. Me gustó la escuela de la PUCV porque tiene una formación más libre y creativa, además me entretenía idear proyectos para Valparaíso, para mí la ciudad que tiene por lejos el mayor potencial urbano y cultural de nuestro país”.
Una vez titulado y trabajando se dio cuenta que esta profesión no era lo verdaderamente suyo, que no tenía la libertad creativa que necesitaba y que todo giraba en torno a parámetros económicos y a estándares de los clientes. Poco a poco comenzó a dedicarle más tiempo a la pintura, primero en las noches, hasta que ésta terminó acaparando las 24 horas de su día. “No es que haya dejado la arquitectura para siempre, sino que la comencé a ejercer de una manera diferente. En mis trabajos está presente el tema del espacio, ya sea en mapas, planos de ciudades, figuras geométricas y otros. Me gusta mucho la geografía y la geometría espacial”.
Si bien sus obras son desarrolladas con diferentes técnicas, la pintura es la base de ellas. Tal como explica, las construye combinando dibujos y collages que plasma en formatos alargados con la idea de mostrar perspectiva. “Las técnicas mixtas son el resultado del lenguaje que cada artista quiere expresar, en mi caso y por lo que constantemente veo, me parece más atractivo que un artista tenga la facultad de manipular diferentes medios y lograr una estampa personal que lo identifique y que su obra hable por él”.
Con cinco exposiciones individuales –entre las que se incluyen dos en Santiago, una en Mendoza y dos en Miami– y más de 15 colectivas, hace tres años decidió abrir sus horizontes y partió a Nueva York a probar suerte. En un principio su idea era instalarse ahí un mes, pero fue tanto lo que le gustó, la gente que conoció, todo lo que recorrió y lo bien que se sintió, que decidió quedarse.
Además de hacerse amigo de artistas locales y de visitar muchas exposiciones y centros de arte, entró a estudiar a la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York, donde actualmente está haciendo un programa internacional para artistas visuales. Ahí ha tenido la oportunidad de trabajar con grandes como Bruce Dorfman y Frank O’Cain, con tan buenos resultados que fue reconocido con una beca de mérito, un premio Red Dot y, además, una de sus obras fue seleccionada para ser parte de la colección permanente de esta institución. “Esta es una ciudad muy permeable y energética, un lugar ideal para ser artista. No importa si es difícil, cuando llegué sabía que sería más feliz produciendo aquí que en otro lugar. La cantidad de información y la intensidad que existe acá es una fuente inagotable de creación y estimulación”.
Instalado en Lower Manhattan, se mueve entre sus clases y su estudio, donde trabaja en las tardes desarrollando obras por su cuenta. “Viviendo en Estados Unidos descubrí que no existe eso del ‘sueño americano’, el que cree que aquí va a triunfar está equivocado. En Nueva York nadie te conoce, pero con el tiempo y creando buenas relaciones pueden surgir situaciones en las que se te abran puertas. Eso sí hay que ser persistente, trabajador y por sobre todo humilde y buena persona, porque he visto muchos casos de artistas que llegan inflados, con una actitud arrogante y finalmente son expulsados por la fuerza centrífuga de la ciudad”.
Hoy en día sus obras están centradas en series de pinturas collage donde trabaja con las proyecciones lineales y la perspectiva espacial interceptada por cúmulos de imágenes extraídas de revistas y fotografías en donde se da cuenta de una contraposición entre lo material y el espacio infinito. Una combinación de Neo Expresionismo, Cubismo y Map Art, como dice, e inspiradas en grandes maestros como Rembrandt, Picasso, Pollock, Richter y Ai Weiwei, entre otros. Según la artista visual Florencia San Martín, “la obra de Edwards es una nueva propuesta sobre la trama urbana trabajada desde la pintura principalmente, una analogía a los sistemas de hibridación urbanos desde diferentes medios de representación visual”.
Siguiendo esta línea, este pintor dio vida a su última muestra individual, la que acaba de inaugurar en The Gallery Space at NYU Wagner. Invitado por el curador de la galería Frankie Crescioni-Santoni, esta exposición surgió en reconocimiento al 50˚ aniversario del programa de planeamiento urbano de NYU Wagner. Tal como cuenta Rodolfo, se inspiró en la cantidad de material que se desecha diariamente en Nueva York y las proporciones de los productos para dar vida a una serie de paisajes urbanos fragmentados y otras configuraciones abstractas basadas en conocimientos de arquitectura, urbanismo e investigaciones en cartografía. Titulada Continuum, el nombre surgió de un diálogo con sus últimas creaciones y cómo éstas se ligaban entre ellas. “Llegué a la conclusión de que el común denominador era la repetición continua de elementos, por lo que ‘continuum’ o continuación era un nombre que conceptualmente se adecuaba”.
Entre las creaciones que está presentando –desarrolladas con un elaborado esquema de líneas, patrones, matices y recortes fotográficos extraídos de materiales reciclados, que buscan transmitir la transformación expansiva y el acelerado crecimiento urbano– se cuenta una obra de gran formato que combina imágenes de collage con una proyección ficticia de un paisaje urbano y que habla de la desintegración de los elementos. A ésta se le suma un políptico de seis piezas, esferas flotantes de material acumulado en donde se refleja un trabajo volumétrico a partir de imágenes de revistas.
Y aunque esta exposición es una de las más importantes que ha desarrollado durante sus 6 años de carrera, tiene varias otras en carpeta además de dos ofertas para exponer a fines de este 2013 en Madrid y Berlín.
Continuum estará abierta hasta el 14 de junio en el Gallery Space at Wagner, 295 Lafayette Street, esquina Houston Street, Nueva York. www.rodolfoedwards.com