En modo vacaciones

Tres excepcionales hoteles de playa que se alejan del concepto tradicional. Lugares semi escondidos donde el lujo está en lo desconocido.

Boucan

Soufrière, Santa Lucía

El paraíso del chocolate es este hotel que la conocida cadena británica Hotel Chocolat levantó en la hacienda de cacao más antigua de la isla tropical Santa Lucía. Son catorce cabañas con una arquitectura y decoración típicamente caribeña. Aleros, parasoles, camas con dosel, telas translúcidas y duchas a cielo abierto permiten disfrutar la cálida brisa del Caribe y su majestuoso entorno. Todo está pensado además para experimentar los beneficios del chocolate: desde explorar su proceso de producción (plantación, cosecha y molido del cacao) hasta relajarse con el poder antioxidante en masajes y envolturas corporales. Eso,sin considerar la comida… cada uno de los platos –salados y dulces– está potenciado por su sabor.

www.hotelchocolat.com/uk/boucan

  • Las 56 hectáreas del Boucan datan de 1745 y forman parte del terreno declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en Santa Lucía.

  • El hotel cuenta con espectaculares vistas a las montañas Pitons, selva tropical y a la Bahía de Soufriere, ya que está mil metros sobre el nivel del mar.

Hotel Escondido 

Puerto Escondido, México

Este es un verdadero oasis, un refugio de paz, ese lugar perfecto para escapar. El Hotel Escondido está a muy poca distancia de Puerto Escondido, la conocida meca mexicana del surf. Sondieciséis cabañas o palapas –como se les dice en México– que se levantan frente a una playa virgen de la costa oaxaqueña.Las habitaciones son totalmente privadas y cuentan con terrazas y piscinas exclusivas, un verdadero santuario personal al aire libre, mientras su interior cuenta con suelos tropicales de madera, paredes de estuco, baños de cemento pulido, techos de palapa tradicional y un colorido puramente mexicano. Además tiene restorán, spa, un beach club y una piscina de 50 metros de largo.

www.hotelescondido.com

Ekies all senses Resort

Sithonia Halkidiki, Grecia

Bosques de pinos, laderas rocosas, cuevas, arena blanca y agua cristalina, sumado a un hotel sencillo llamado Porto Capis y a los recuerdos de una niña vacacionando junto a sus papás en la península de Halkidini, en el noroeste del Mar Egeo, hicieron que años más tarde Alexandra Efstathiadou lo comprara, aunque estuviera en ruinas. Le llevó once años transformarlo en lo que quería: “Un lugar que muestre la cultura griega, pero de una manera moderna. Quería crear una nueva forma para que la gente mire el país”. Junto a materiales en bruto como madera maciza y mármol gris griego, aparecen  enormes sofás de peluche, hamacas y tumbonas en sus mil y una formas, y por supuesto, piezas de diseño contemporáneo de Philippe Starck y Achielle Castiglioni, entre otros, que grafican su propuesta.

www.ekies.gr

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