En vuelo: Retrato Revista ED

En vuelo

Luego de años dedicada a la decoración, Josefina Altamirano tomó los nuevos caminos que la vida le puso enfrente y ahora está de cabeza en un proyecto postergado durante largos años y que estaba escrito en su destino… el arte con plumas.

En la mitad de su vida, Josefina Altamirano parece ser la misma mujer de su juventud: el mismo pelo largo, la misma facha envidiable… cualquiera que la haya conocido creería que hizo un pacto con el diablo, porque por fuera se ha mantenido intacta. Pero han pasado muchas cosas en su vida que la han marcado por dentro y de todo eso sólo queda su buen gusto y su sobrenombre, «Pipa».

Segunda de seis hermanos, viene de una familia ligada al campo, lo que la marcó y por minutos se hace más evidente en su mirada acerca de cómo los seres humanos somos parte de la naturaleza y cómo nos comportamos de la misma forma. “En la vida de cada uno hay veranos, otoños, inviernos y primaveras”, dice.

En su familia las mujeres son fuertes, a veces un poco más de la cuenta, y ha tenido la suerte de hacer siempre lo que le ha gustado: después de estudiar pedagogía básica –carrera que nunca ejerció– , fue agente de viajes (“para viajar”), participó en talleres artísticos y luego se convirtió en productora ícono de nuestra revista y reconocida decoradora. Fueron años que la estética ocupó un espacio importante, dejando también un lugar para otras pasiones, como el flamenco y todo lo relacionado con la búsqueda del «ser», tema que cada día la sorprende más.

En eso estaba, cuando hace siete años la vida le puso un encuentro que la marcaría para adelante en muchos aspectos, y uno de ellos serían las plumas. “Fue amor a primera vista, todavía recuerdo cuando esta gran persona sacó de un maletín unos cuadros enrollados por años que había comprado en su juventud a un coleccionista peruano”, cuenta. Cientos de plumitas de colores daban origen a un trabajo que a la Pipa le pareció maravilloso e imposible de olvidar. «Me enamoré tal como lo había hecho del flamenco años atrás, pero fue algo que se demoró tiempo en concretar. Es impresionante la vida, cuando existen estos encuentros ‘esenciales’ con personas, lugares, cosas, no te los sacas de la cabeza hasta concretarlos”.

Lo que terminó con este largo proceso de incubación fue un viaje con sus hijas a Buzios en agosto de este año, donde partió cargada de libros y dispuesta a tomar sol y descansar. Pero el destino del viaje parece que era otro… Una intensa lluvia, que no paró en seis días, la obligó a leerse los libros que llevaba ¡hasta dos veces! Y ahí estaba la respuesta a tantos años de espera: “Uno de los libros, de una psicóloga chilena, tocaba el tema de la reinvención… ahí estaba la respuesta a este puzle que me tenía de cabeza hace años”. Y explica: «El águila es el ave de mayor longevidad en su especie, vive 70 años, pero para alcanzar esa edad, al llegar a los 40 debe tomar una seria y difícil decisión: sus uñas están apretadas y flexibles y no consiguen aferrar las presas de las cuales se alimenta; su pico largo y puntiagudo está curvo contra su pecho; sus alas envejecidas y pesadas y sus plumas gruesas casi le impiden volar».

Tiene dos alternativas: morir o atravesar un doloroso proceso de renovación que dura 150 días, proceso que consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, donde no tenga que volar. Entonces golpea su pico hasta desgarrarlo y arrancarlo; luego espera el crecimiento de uno nuevo, con el que desprenderá una a una sus uñas cuando las nuevas comienzan a crecer, tendrá que desplumar sus plumas viejas y esperar que renazca su plumaje. Después de cinco meses, emprende su vuelo de renovación… ¡¡y a vivir 30 años más!!

“Lo más maravilloso de esto fue darme cuenta que había hecho lo mismo por varios años… y esta nueva etapa era acompañada de mis queridas plumas”, dice la Pipa. Ella misma se encarga de recolectarlas, importarlas, teñirlas, cortarlas y pegarlas. Hoy toda su creatividad está en el cielo, y el resultado son unos maravillosos cuadros elaborados con plumas de todo tipo de pájaros pequeños.

Teléfono 9-822 8339. pipalta1@gmail.com

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