Es la segunda de las tres hijas de la galerista Ana María Stagno. Tan regia como su mamá, también heredó de ella el gusto por el arte, el ojo para las buenas piezas y varios de los objetos que acá nos muestra. Dice que es trapera, pero que no le gusta la moda, que la mayoría de su ropa la hereda o la encuentra en viajes. Todo lo atemporal y bueno es bienvenido. “Soy muy clásica para vestirme y en muchas áreas de mi vida, pero trato de ser arriesgada en mi profesión. El arte tiene que ver con la vigencia”. Con ese principio ha desarrollado su carrera como galerista, primero trabajando en la Marlborough de Nueva York, luego con el Salón Tudor en el cerro San Cristóbal y hace dos años con la Galería XS.
He heredado mucha ropa y accesorios de mi mamá, como esta cartera Chanel y los anteojos Joan and David.
Este cuadro fue un regalo del artista Santiago Ascui. Intuitivamente me he ido rodeando de piezas de artistas jóvenes que marcan hoy la escena del arte contemporáneo nacional.
Me identifico mucho con Chanel, me siento muy reflejada con su estilo. Este perfume representa todo lo que me gusta de esta marca: lo clásico, lo simple, lo atemporal.
Tengo una relación muy cercana con Francia, mi abuela era suiza francesa, mi hermana vive allá y voy harto… este abrigo es de cachemira, lo compré en una feria de las pulgas de París.
En Arizona, donde viví por tres años, existe todo un culto a las botas vaqueras. Estas botas las compré en una tienda de ropa usada de mi barrio. Son de cuero de serpiente.
El año pasado conocí al artista Pablo Concha y lo invité a exponer. Su taller queda en lo que fue la casa de Nicanor Parra en Huechuraba. Su trabajo se nutre de la mezcla entre lo industrial y la naturaleza.
Estos zapatos los compré en París. Son Lanvin, una clásica marca francesa que hoy tiene a un nuevo diseñador. Además, por estos días, hay un impulso fuerte por el dorado.