Es la segunda de las tres hijas de la galerista Ana María Stagno. Tan regia como su mamá, también heredó de ella el gusto por el arte, el ojo para las buenas piezas y varios de los objetos que acá nos muestra. Dice que es trapera, pero que no le gusta la moda, que la mayoría de su ropa la hereda o la encuentra en viajes. Todo lo atemporal y bueno es bienvenido. “Soy muy clásica para vestirme y en muchas áreas de mi vida, pero trato de ser arriesgada en mi profesión. El arte tiene que ver con la vigencia”. Con ese principio ha desarrollado su carrera como galerista, primero trabajando en la Marlborough de Nueva York, luego con el Salón Tudor en el cerro San Cristóbal y hace dos años con la Galería XS.
He heredado mucha ropa y accesorios de mi mamá, como esta cartera Chanel y los anteojos Joan and David.
Este traje de dos piezas es de Jean Paul Gaultier. Era de mi mamá. Lo usé en el Art Basel en Miami.
Este cuadro fue un regalo del artista Santiago Ascui. Intuitivamente me he ido rodeando de piezas de artistas jóvenes que marcan hoy la escena del arte contemporáneo nacional.
Me identifico mucho con Chanel, me siento muy reflejada con su estilo. Este perfume representa todo lo que me gusta de esta marca: lo clásico, lo simple, lo atemporal.
Cuando me casé, hace 10 años, usé este colgante esmaltado de perlas naturales y brillantes. Lo encontré en un anticuario en San Petersburgo.
Adoro este sillón. Me lo regaló mi abuela cuando me casé. Es de la mueblería Cruz Montt.
Tengo una relación muy cercana con Francia, mi abuela era suiza francesa, mi hermana vive allá y voy harto… este abrigo es de cachemira, lo compré en una feria de las pulgas de París.
El artista Donald Judd y el arquitecto Peter Zumthor marcan para mí un cambio conceptual en todo lo que es el arte contemporáneo y la arquitectura.
Soy embajadora de Rapsodia. Me gusta la relación con lo gitano y lo étnico que tiene su ropa.
Me encanta este textil. Es de la cultura Huari. Las culturas precolombinas me parecen muy contemporáneas en sus patrones y diseños.
En Arizona, donde viví por tres años, existe todo un culto a las botas vaqueras. Estas botas las compré en una tienda de ropa usada de mi barrio. Son de cuero de serpiente.
Estos aros los compré en un viaje que hice con mis hermanas a Taormina, Sicilia. Son de coral tallado, me encantan.
El año pasado conocí al artista Pablo Concha y lo invité a exponer. Su taller queda en lo que fue la casa de Nicanor Parra en Huechuraba. Su trabajo se nutre de la mezcla entre lo industrial y la naturaleza.
Esta obra me la regaló el artista Marcos Zegers, es de su serie de cabezas de animales y la de la foto soy yo.
La Julia es la mascota de la casa, se la regalé a mi marido para su cumpleaños. Tengo una relación divertida con ella, pero es una más de la familia.
Estos zapatos los compré en París. Son Lanvin, una clásica marca francesa que hoy tiene a un nuevo diseñador. Además, por estos días, hay un impulso fuerte por el dorado.
Viví tres años en Tucson y el jardín de cactus de la casa tiene que ver con la nostalgia que tenemos de ese lugar en pleno desierto..
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