No puede ser más gozador. A él todo lo “raya” y cada cosa la hace al extremo. Si trasnocha, es de los que “cierran el local” y si le da por correr, no para hasta hacer la maratón de Nueva York. Casado con la productora Tere Concha hace 28 años, su cable a tierra es la casa que se construyeron hace un tiempo en Ranco, a donde parten al menos una vez al mes. Allá recargan baterías, a veces acompañados de sus hijos y amigos, otras veces solo con la Tere: “Trabajo de lunes a viernes de 8 a 8, así que llego al fin de semana muerto”.
Pero el cansancio no se le nota, es súper vital y sociable, y su casa en Santiago es también el centro de operaciones de sus amigos. Junto a su perro Gustavo (en honor a Cerati), nos mostró las cosas que mejor lo retratan.
Desde que mi amiga Virginia Prieto me regaló una pashmina, me rayé con ellas.
En mi casa somos de aperitivos, por lo que el living está lleno de pisos chicos para sentarse frente a la mesa de centro y picotear. Hoy rayo con Coquinaria y todo lo gourmet, lo que compro lo guardo en esta caja que es como un tesoro escondido. Me gusta comer las cosas ricas con mis hijos, no hay para qué guardarlas tanto para invitados.
Aquí estábamos despidiendo a Daniel, uno de mis hijos, que se iba a Boston por un semestre. Me fascina compartir con mi familia, ojalá tenerlos a todos juntos en mi cama. Me dará mucha pena el día que se independicen... Me gusta verlos y sentirlos.
Siempre me han gustado los pantalones rojos, no sé por qué, pero desde hace mucho tiempo. Lo mismo que las camisas de blue jean y los calcetines distintos.
Me gusta más el baile que las sobremesas, en Ranco ya es un clásico en febrero la fiesta en nuestra casa. Soy fanático de la música, pero me gustan los CDs... No soy de Spotify.