La agenda de María Cecilia Rojas

La agenda de María Cecilia Rojas

Cuando estaba recién saliendo de la universidad, terminando de estudiar diseño, recibió una propuesta que no pudo rechazar: una amiga que venía llegando de España, donde estaba justo empezando el tema de los departamentos piloto, le dijo que se dedicaran a eso en Chile. Cecilia, que había gozado con la decoración toda su vida, obviamente le dijo que sí. Y desde entonces no ha parado. Se casó, vivió en Estados Unidos, tuvo hijos, y entremedio se asoció con María Jesús
Ruiz -Tagle, su partner de toda la vida.

Lo mejor es que en su familia no es la única que goza con el tema. Su marido, el arquitecto y paisajista George Anastassiou, es igual, y según Cecilia, incluso mejor para comprar que ella. Su casa está llena de detalles que se han traído de viajes, mucho arte, cosas heredadas y pequeñas colecciones por todos lados.

  • La primera lupa la compré en un viaje a São Paulo porque la encontré simpática. Habíamos ido a CasaCor y la vi y me encantó. Aunque ahora ya se pusieron un poco de moda, he seguido comprando, y también mi marido me ha traído de regalo.

  • Hace como 5 años estábamos almorzando en un café en Nueva York y el anfitrión se paseaba hablando por este teléfono y yo no entendía nada. Al final descubrimos que era su negocio y le tuve que comprar uno. ¡Es comodísimo! La gracia es que no andas con el iPhone colgando. Una vez estaba en el supermercado y uno de los reponedores me dijo: Perdone, ¡pero necesito preguntarle cómo está hablando!

  • Esta chaqueta me la compré en Venecia en una tienda de la que la dueña era artista, así que entramos. Cuando lo vi, dije: me lo llevo. Es una pieza de arte.

  • Esta escultura no la tengo hace mucho tiempo, pero me encanta. La vi en una exposición de Gonzalo Cienfuegos y caí inmediatamente.

  • Yo soy playera. Me encanta la piscina, la playa, el lago y parto con mi canasto. El sombrero no me lo puedo sacar, porque no tomo sol en la cara; antes tomaba demasiado. La toalla, que es exquisita porque no ocupa nada de espacio, me la compré en La Cachagüina.

  • Me gusta harto el arte y este es el primer cuadro que tuve, me lo regaló mi marido cuando tuvimos a nuestro primer hijo. Es de Gonzalo Landea.

  • Soy fanática de esta máquina. En Lo Curro, donde tengo mi quincho, no tengo cafetera y cada vez que vamos me la llevo. Me tomo sólo un café al día, pero el café que me tomo tiene que ser rico. Hasta la mamá se tuvo que comprar una, porque nos ofrecía café después de almuerzo y nadie quería.

  • Tengo millones de tacitas. Con mi marido compramos las primeras 2 ó 3 en un viaje y ahora tenemos tazas modernas, otras que hemos encontrado en anticuarios, de todo; no tienen que ser finas, sólo me importa que sean bonitas.

  • Este es uno de los cuadros de la primera exposición que hizo mi hija Daniela –y tengo varios más–, así es que le tengo mucho cariño. Ella estudió arte y ahora vive en Estados Unidos y está haciendo animación.

  • Este florero lo mandamos a hacer a Murillo, copiando uno que estaba en la casa del abuelo de mi marido. Lo pongo siempre, porque me encanta tener flores naturales en mi casa, es básico.

  • Estas las trajimos de la casa del abuelo de mi marido, de Valparaíso, cuando la desarmaron. Eran parte de un mueble, como unas columnas. Las encuentro preciosas, me encanta la talla que tienen.

  • Para mí el iPad es fundamental; no tengo el último, pero no me importa. Aquí veo todas las revistas, porque estoy suscrita a varias internacionales. Leo la Elle Decor, Marie Claire, Hola, de todo.

  • Los elefantes son de la buena suerte y tienen que estar siempre con la trompa para arriba. Este de bronce lo vi una vez que fui a rematar unas alfombras para un cliente, algo nada que ver, y me fascinó. Y aquí se quedó.

  • Mi marido hizo el primer intento y me regaló una bicicleta hace como 6 años y no la usé nunca. Y ésta hace 2 años. Ahí la agarré y lo hago como deporte, salimos harto a recorrer por acá, que es todo un ejercicio.

  • Soy fanática de las camisas blancas. Entro a una tienda y me voy directo, no lo puedo evitar. Las uso invierno y verano, además que el blanco me tira para arriba.

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