Igual que en Mandarino –la tienda que creó hace casi 30 años junto a su mamá, Gabriela Balbontín– la casa de María José está llena de colecciones y de cuentos. “Encuentro que lo más entretenido de la vida es contar historias y contarse historias. Cuando viajo me desvelo pensando en la vida de la otra gente, en cómo vivirán… ¡lo encuentro entretenido! Por eso me gusta tanto la decoración, porque cuando ayudo a la gente me meto en otro mundo, me traslado”, cuenta.
Siempre con una sonrisa que llega a ser contagiosa, confiesa que es lo más dispersa que hay; todo se le pierde y a estas alturas San Antonio de Padua es su mejor amigo. Le encanta la ropa, los zapatos y los anteojos, pero lo que más le gusta es viajar; según ella, la plata mejor invertida. Cada vez que puede parte con su familia a descubrir nuevos lugares, aunque París sigue siendo su parada favorita.
Este era el plato de mi marido cuando guagua; me lo regaló mi suegra. Y por eso le pusimos Mandarino a la tienda, por la ilustración. Ese fue nuestro primer logo, con la señora y el libro y todo. Lo hice en acuarela y lo pusimos en la entrada de la tienda. Después lo simplificamos y quedamos en el puro árbol.
Este Kindle me lo trajo de su luna de miel uno de mis hijos, para agradecernos el matrimonio. Venía con todos los libros adentro, porque si no estaría por ahí tirado. Siempre había dicho que prefería los libros, hasta que lo tuve...
He comprado estos moldes porque los encuentro lindos y me atrae la idea del molde, de las cosas en serie. Los chicos los usaba para hacer dulce de membrillo antes y el grande metálico es antiguo para chocolate.
Tengo una pasión por comprarme anteojos y sombreros. Encuentro que me quedan bien, pero después se me olvida ponérmelos. Este me lo compré en Avenida Italia.
Soy una agradecida y al único que le tengo que agradecer es al de arriba. Me siento bendecida. Este altar lo tengo al lado de la cama. La Virgencita me la trajo mi mamá cuando fue a Rusia. A San Antonio de Padua muchas veces tengo que invocarlo porque se me pierden las cosas. Y me he puesto muy devota de San José, me encanta esa humildad… Es fascinante.
Este collar y la pulsera me las regaló mi marido cuando cumplí 60. Son de la Jacinta Martínez.
Esta es mi familia. La foto la hicimos en el sur y es la segunda versión. En la primera, mi marido estaba abajo del montón y se llamaba “El peso de la familia”. Acá pusimos al menor abajo, porque como es el más chico nos va a tener que cuidar a todos.
Lo que más me gusta en la vida es viajar, encuentro que es la plata mejor invertida.
Mi norte es Europa; me inspira, me gusta. Y no concibo ir a Europa sin pasar por París. Viajo harto en familia, con mis niños, por la vela, porque todos velerean, entonces nos ha tocado ir a varios campeonatos.
Para mí las ranas tienen como una cosa humorística que me encanta. ¡Tengo hasta aros de rana! Cuando estábamos de viaje en Colombia fuimos a una tienda con mi marido y había un collar con una ranita que representaba la fertilidad. Como yo fui bien fértil, me dijo “este es para ti”, y ahí empezó la colección.
Estudié Arte un año y después me cambié a Diseño Gráfico, pero siempre me gustó la ilustración. Cuando partimos con Mandarino yo hacía unas acuarelas y pintaba las camas… Ahora me arreglé un taller en la casa y quiero tomar un curso de dibujo botánico.
Este libro me lo regalaron mis hijos cuando cumplí 60; nunca pensé que alguien se diera un trabajo así para mí. Ha sido de lo más emocionante que me ha pasado. Es tan lindo, porque tiene toda mi historia y todos los niños escribieron, se repartieron los capítulos.
A mi mamá le encantan las palmeras, las ve en todos lados. Vamos por el camino Las Palmas a Viña y las ve y dice: ¡qué lindas estas palmeras! Le matan. Y yo estoy llena de palmeras.
Me entretiene mi clóset y me encanta vestirme siempre distinto. Si un día ando de negro, al otro de blanco y después, de rojo. Con los zapatos es igual. Puedo andar con unos planos y al día siguiente con tacos. Los burdeos me los compré en Francia hace como 10 años y los adoro.
El otro día mi mamá me trajo esto de regalo. Son puras cosas locas que eran de mi abuela. Le encanta traerme estos regalos, y todo lo que me da, lo aprovecho. Los botones eran de ropa inglesa o francesa de mi abuelo.
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