Multifacético - Retrato Revista ED

Multifacético

Hace un año que Jaime Vela se volvió a encontrar con el dibujo. Y fue un reencuentro intenso: no hay día que no trabaje en sus retratos o en sus autos y muchas noches lo atrapan a las dos de la mañana sentado en su escritorio con un lápiz grafito en la mano. Tanta motivación ha dado sus frutos: ya son varios los encargos de retratos que ha hecho y trabaja en varios más.

«Random”. Es la palabra que muestra Jaime Vela en un cuadro de 20 por 20 centímetros que representa una especie de esquema lleno de conceptos, flechas e información. “Este cuadro soy yo”, dice. “Así es mi cabeza y esta palabra ‘aleatorio’ me define”, agrega Jaime Vela, o ‘James Candle’ como espontáneamente le ponen cada vez que hace amigos nuevos. Elegante, sofisticado, obsesivo (según él), son adjetivos que también lo describen, pero Jaime es, sobre todo, disperso y multitalentoso: es ingeniero comercial de la Chile con un MBA en Harvard; le encantan los autos antiguos, la historia, y la filosofía; andar a caballo, aunque no le dedica mucho tiempo, y el dibujo. Es de esas personas llenas de inquietudes y que además todo lo hace bien: desde decorar su departamento ubicado en un edificio inglés de 1946 en El Golf con un estilo y teatralidad que envidiarían varios decoradores, hasta hacer retratos, hobbie con el que se reencontró hace un año y que lo tiene totalmente fascinado.

Jaime sabe harto de todo y te puede entretener contándote la historia de su barrio o hablando del significado que hay detrás del cuadro de naturaleza muerta que decora su cocina. Sin embargo, valora su privacidad, ese mundo tan bien expresado dentro de las paredes de su casa. Su espacio más propio es su escritorio, con sus libros, algunos de sus dibujos colgando de las paredes, música clásica y una antigua mesa donde se sienta a dibujar cada tarde después del trabajo o en la mañana antes de salir a su oficina.

De chico pasaba horas entre sus lápices y papeles y en la universidad se entretenía dibujando autos y vendió un par de cuadros. “Pero después, la vorágine del trabajo hizo que lo dejara totalmente”, comenta Jaime. “El año pasado empecé a sentir como una angustia de que me faltaba algo y me di cuenta de que la vida me estaba rindiendo cuenta, que tenía pendiente el tema del dibujo”, añade. Un día agarró un lápiz grafito, empezó a hacer esbozos y no lo soltó más. Hay noches en las que se queda hasta las dos de la mañana sumido en sus obras. “No puedo parar. La cabeza se me va”, comenta.

Los primeros retratos los hizo como un reconocimiento a gente que marcó su vida. Nunca había dibujado una cara y el resultado lo sorprendió. “Después un amigo gringo me pidió uno de su mujer y así empecé de a poco”, cuenta. Este ingeniero tiene una capacidad única para dar textura usando un solo lápiz: parecieran ser cientos de grosores diferentes de grafito. Los desarrolla con trazos y achurados trabajando finamente el claro-oscuro. El dice que su técnica es producto de que es demasiado obsesivo. “Me encantaría relajarme y captar a las personas con sólo un par de trazos”, confiesa.

El proceso de sus retratos parte mucho antes del papel. En lo posible les saca él mismo las fotos a sus retratados para hacerse una mejor idea de ellos y captar sus personalidades. “Trato de conocer un poco de su historia, de meterme en el personaje. Entre más sepa de la persona, mejor”. Cuando ya cuenta con la suficiente información, y con varias fotos como referencia, empieza a dibujar. Siempre parte por los ojos. Se dedica una semana a cada cuadro. Le gusta hacerlos con tiempo, meterse en la obra, después dejarla, ir de a poco. Mientras nos habla se da cuenta de algo que no le gusta del retrato en el que está trabajando y con un toque logra cambiar la mirada de la mujer que pinta.

Muchas veces le pide a quien le encarga un dibujo que vaya a ver la obra en proceso y que le dé su opinión. “El retrato es una proyección de uno, cada quien plasma lo que ve bajo el propio juicio. Entonces es importante la mirada de otro para completarlo”, comenta.

Su nuevo desafío es dibujar caballos. “Así como las personas y los autos antiguos, los caballos tienen mucha personalidad”, dice mientras sigue ennegreciendo el pelo de la mujer que está retratando. “Muchas veces pienso que debería haber estudiado Arte… Quizás en un futuro. Uno nunca sabe las vueltas de la vida”, concluye.

dibujos.jvela@gmail.com / portfolio-jaimevela.tumblr.com

Inspírate en tienda BazarED.cl