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Naples, Florida: La dosis perfecta

A dos horas de Miami y bañada por el golfo de México, esta pequeña ciudad resultó ser una gran sorpresa. Lujo y descanso en su justa medida.

Mucho había escuchado de ella. Desde que era un lugar con poco movimiento hasta que era muy pituca. De ambos comentarios algo de verdad hay. Aprovechando un matrimonio al que fui convidado, y tomándome unos días adicionales, pude recorrerla muy bien y hacerme una clara idea de lo que tanto tiempo me llevó conocer. Desde Miami es fácil llegar, ya sea por las ágiles carreteras o a través de los Everglades, paisaje precioso y lleno de vegetación y animales salvajes, pero con la seguridad y sin hoyos de nuestros caminos.

Las avenidas son grandes, no se ve demasiada gente en las calles –por el calor es bastante razonable– y al parecer las siestas son largas. Pero la arquitectura de la ciudad es cuento aparte. Cuesta encontrar casas módicas. Especialmente en la parte antigua, cerca del muelle o en el Venetian Bay, son lujosas y de grandes dimensiones. Siempre me ha parecido que la construcción americana es poco austera y llena de elementos innecesarios que la hacen ver de cartón piedra o como torta de novios. Acá hay de todo, algunas sobrecargadas y otras de líneas modernas, pero sus espacios son impresionantes.

Se nota además que hay mucha preocupación; sus jardines, simplemente de gloria. Todo está en su lugar, nada de basuras o elementos que interfieran la vista.

También hay varias construcciones de inspiración italiana, haciendo alarde de la similitud de nombre con Nápoles. Hay gran cantidad de hoteles, desde los Best Western, que son espaciosos y baratos, hasta el
Ritz-Carlton, que me pareció el mejor de todos. También hay Hilton, Hyatt, Waldorf y muchas otras cadenas para elegir.

Shopping y buenos sabores

Esto sí que es paraíso, si hasta 5a Avenida existe. La variedad de tiendas es impresionante. El downtown de Naples tiene amplios boulevares en las calles 3 y 5. Ropa de niños, mujeres, hombres, hasta para perros, antigüedades, galerías de arte y decoración son algunas de las opciones que se encuentran entre pequeños cafés. Tamiami Trail, la calle principal de esta ciudad, y que empieza como calle 8 en Miami, también está plagada de tiendas. Algunas de descuento y otras, como Macy´s, Sears o Saks Fifth Avenue, de mayor peso. Pequeñas tiendas, propias del lugar como Spruce, Island Company, St. Tropez, Pucci & Catana son puro entretenimiento.

En materia de restoranes, los sabores son infinitos: pescados, mariscos, sushi, caviar, carnes. Lo mejor, el brunch del Ritz-Carlton, ya sea en el restorán Lemonia o en el Beach House. Tostadas francesas, waffles, fruta fresca y una extensa selección de exquisitos postres son la perdición. En el Village, ubicado en Park Shore Dr., en calles comerciales y en Tin City encontrarán variados lugares para comer, como Fish, Tulia, Yabba, L’ Angolo 5th Ave., Pinchers Crab Shack o Handsome Harry por nombrar algunos, cada uno con su propia onda y gama de sabores.

Si a todo esto le sumamos la pesca, el golf y muchas otras opciones deportivas, el lugar es un golazo, lleno de entretención, paz, fantásticas playas, un muelle eterno, buena música, todo o un poco, dependiendo de lo que el cuerpo nos pida. Del todo recomendable.

 

 

 

 

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