Reivindicación de la belleza

Las celebridades más cotizadas del mundo reconocen estar dispuestas a hacer cualquier cosa en una sesión de fotos con Mario Testino. Las revistas internacionales son capaces de pasarse, y con creces, de sus presupuestos por llevar una portada de él. Para nadie cabe duda que el artista peruano es el más poderoso de la industria.

Mario Testino se considera un «latino», aunque esa definición no siempre fue un halago. Luego de probar estudiando Derecho, porque quería ser diplomático, el fotógrafo se fue de su Lima natal, ciudad retrograda en aquella época, y que no era lo que deseaba. En 1974, a sus 20 años, llegó a Londres y descubrió la libertad y su vocación. Pero en el camino perdió también parte de su identidad.

«Cuando comencé, me criticaban porque me gustaba hacer reír a las chicas. En la moda había un esnobismo hacia la positividad. Las historias tenían que ser oscuras; las maniquís, tristes», explica el fotógrafo al periódico español El País.

Su complejo de inferioridad le hizo sentir que lo suyo no podía ser «¡guau!».. Eso hasta que conoció a la segunda mujer más importante de su vida –después de su madre-. «Nunca había visto nada tan ¡guau! como Gisele Bündchen. ¡Y era brasileña! No solo me ayudó a creer en mí mismo, sino que puedo decir que llegó un momento en el que yo defino quién es Mario Testino a través de ella». El fotógrafo apostó por la modelo cuando nadie la conocía y ni las marcas ni los diseñadores se atrevían a contar con ella. Dos décadas después Gisele factura más de US$ 40 millones anuales y él se convirtió en el más poderoso de la industria.

Exceptuando los 15 días libres que se concede al año, la rutina de Mario Testino consiste en viajar de una punta del planeta a la otra para «disparar» la última portada de Vogue, una campaña para Burberry o la fotografía oficial de algún evento del palacio de Buckingham como el compromiso entre los duques de Cambridge William y Kate o el bautizo de su hija Charlotte.

La reivindicación de la belleza es lo que mueve a Testino. Dice que se ha pasado la vida persiguiéndola. Su obra retrata, como ninguna otra, la intimidad de un mundo elitista qe despierta envidia, admiración y morbo. la muestra monográfica que ­inauguró en la National Portrait Gallery en 2002 batió el récord de visitas del museo, con cerca de 170.000 asistentes.

Pero su alborotada agenda no impidió que el fotógrafo se reivindicara con sus raíces. Testino viaja todos los meses a Lima para visitar a su madre. «A veces voy solo dos días. Tardo 23 horas desde que salgo de una casa y llego a otra, pero vale la pena. Estoy feliz en mi casa. He vuelto a mis raíces», confiesa. Allí ha puesto en marcha un museo, Mate, que acoge su obra y promueve la de jóvenes artistas peruanos. También es accionista de un resort de lujo del país.

Más allá de la identidad artística y las influencias culturales de Testino, lo que resulta innegable es su responsabilidad en el desembarco de las celebridades en las campañas publicitarias y editoriales de las revistas. Y, por extensión, en el cambio de modelo que la industria del lujo ha sufrido tras su advenimiento.

No hay icono de la cultura popular que no acuda a su llamada agradecido y dócil. Solo él puede pedirle a David Bowie que toque un piano imaginario. Solo por él, Brad Pitt está dispuesto a paralizar su carrera dos días. Tras la primera jornada, Testino tenía fotos suficientes para llenar dos revistas, pero el actor se empeñó en seguir posando.

«Confían porque saben que no los voy a dañar, que soy el que los protege. Recuerdo una anécdota con Madonna en Budapest. Acababa de anunciar que esperaba su primer bebé. Había literalmente miles de fotógrafos rodeando su caravana, intentando conseguir su primera imagen embarazada. Y dentro, yo, retratándola en ropa interior. Le dije: ‘Hay que ver lo que es la vida, podría vender estas fotos por una fortuna’, y ella me respondió: ‘Por eso las estás haciendo tú, porque nunca las venderías’, recuerda en medio de la entrevista.

Pero no todo es cuestión de lealtad. Testino muestra siempre la mejor versión posible de la persona que posa para él. No busca revelarla tal y como es, sino como le gustaría llegar a ser. Y para hacerlo se vale de «una inteligencia emocional» que es lo que le convierte en un artista único.

Revise la extensa entrevista a Mario Testino en El País.

  • Mario Testino tomó las últimas fotografías oficiales de la princesa Diana de Gales antes de morir, en 1997, para la revista Vanity Fair. Sus retratos se convirtieron en un documento histórico.

  • Bautizo de la princesa Charlotte, el 1 de julio pasado.

  • Esta foto también fue tomada en el bautizo de la princesa Charlotte, pero vio la luz a través de las redes sociales de Testino el 21 de julio, un día antes del segundo cumpleaños del príncipe George.

  • Retrato a la cantante Beyonce.

  • Retrato de David Bowie tocando un piano invisible en 2002.

  • La actriz Sarah Jessica Parker en 2010.

  • Mark Ruffalo y Scarlett Johansson fotografiados por Mario Testino en 2012.

  • Mario Testino fotografiado frente a su Museo Mate en Lima, Perú.

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