Lo conocemos desde hace tiempo. Hace algunos meses nos mostró su casa en Providencia –decorada con un gusto exquisito– y sus pinturas hace años que nos cautivaron. Pero eso no es todo. Ahora Francisco Bustamante se metió en un mundo nuevo: las esculturas. Y, como todo lo que ha hecho, lo hizo bien. Con obras en pequeño y mediano formato, el artista está creando un universo orgánico y vegetal, a través de su trabajo con cerámica gres.
Todo empezó hace dos años, cuando la escultora Lise Moller lo invitó a participar de su taller. La idea era ir una vez a la semana, todos los lunes, a trabajar junto a un grupo de amigos de la artista, todo muy relajado. Conversación y trabajo. “Cuando llegué al taller de Lise, me pasó un poco de gres y me dijo: ‘haz lo que quieras’. Y yo no sabía qué hacer. De a poco empezó a salir naturalmente, como jugando. No tenía planeadas estas construcciones semi vegetales”.
Pero el interés por este mundo siempre ha estado. Hace un par de años hizo un curso sobre botánica con la artista Geraldine MacKinnon, y en sus pinturas se puede ver este mismo gusto por las formas orgánicas y naturales. Una de las cosas que más le llama la atención de este material es su tridimensionalidad. “Me interesa que es un material completamente distinto al que estoy acostumbrado y además es muy agradable que uno literalmente con las manos va armando el trabajo. Es bastante sensual”, cuenta.
Las primeras piezas que creó estando en Chile las pintó con esmaltes especiales para cerámica, en colores negros, tierra y tonos neutros, explorando sobre todo la forma y delgadez del material. “Me interesa hacer un trabajo orgánico, medio vegetal, que a medida que va creciendo se va adelgazando; que pese a ser cerámica se pueda hacer una cosa muy delgada, frágil”.
Pero el color, que siempre ha sido parte importante de su obra, no podía quedar fuera. Por eso, en este año que lleva viviendo en Nueva York empezó a probar nuevas técnicas. Aburrido de los pigmentos para cerámica, empezó a llevarse las piezas recién salidas del horno a su taller de pintura. Ahí, entre lienzos y pinceles, las pintó con óleos verde agua, celeste y turquesa, una gama que por años le ha llamado la atención y que siempre lo acompaña: desde las zapatillas Converse que usa para esta entrevista, hasta el cuadro de gran formato que cuelga en su living. “Es bonita la mezcla de ese color, el contraste entre el verde agua y su opuesto, que es el color propio del gres”.
La pintura, por supuesto, no ha quedado de lado. En el último año ha participado en varias muestras en Nueva York, como la Tercera Bienal de Arte Latinoamericano del Bronx y una exposición colectiva en la galería Artifact, además de una muestra en su taller donde dio a conocer sus últimas pinturas y su trabajo en cerámica gres. Durante el 2013 seguirá trabajando en pinturas de gran formato; una de ellas irá a Art Lima, a fines de abril. Y es que Francisco no para: “El año que llevo en Nueva York ha sido una gran experiencia, principalmente a nivel de trabajo. Es una ciudad en la que estoy concentrado. Siendo tan agitada y estimulante en las calles, ha sido el lugar mas cómodo y silencioso para trabajar. Además, es una suerte poder salir del taller y caminar al MoMA o al Met”.
Una de sus esculturas en cerámica gres.
El artista Francisco Bustamante está viviendo en Nueva York, donde ha seguido trabajando sus cuadros, pero además se ha dedicado a la escultura, una faceta que empezó de la mano de Lise Moller.
Una de las últimas obras de Francisco Bustamante es este cuadro de gran formato titulado Red.
Francisco se aburrió de la poca variedad de colores que había en pigmentos para cerámica, por eso decidió experimentar con los mismos óleos que usa para sus cuadros, en colores brillantes que contrastan con la crudeza del gres.
