Arte

Piel salvaje

Prodigia, se siente en el pulso. Elegante, se ve en la forma. Rústica, por deberse a su tierra. Con sus ilustraciones, la artista colombiana Catalina Estrada vuelve a poner de moda el realismo mágico latinoamericano.

Sin duda Catalina Estrada ya tiene su propio capítulo en la ilustración. Y cada temporada que pasa suma y suma episodios donde nuevos clientes, como Paul Smith, Coca-Cola, Camper, Shakira y Paulo Coelho, entre otros, van queriendo su trabajo como piel para sus productos. Un nombre que ya es marca y cuyo arte se ve plasmado en los más diversos soportes. Desde un libro a una tela, pasando por zapatillas, botellas y hasta celulares. Para todo ello su creatividad no tiene límites, la que mantiene a tope gracias a su contacto permanente con gente y cosas que la inspiran: la buena música, los bosques, el cine…

Diseñadora gráfica de profesión, la marcó un intercambio que hizo con la Universidad de Pittsburgh, el cual consistía en pasar un semestre estudiando Humanidades a bordo de un barco. Así conoció Japón, Hong Kong, Vietnam, Turquía, Ucrania, Marruecos, India… Toda esa información visual moldeó su talento innato y la publicación de sus dibujos en el anuario de la editorial alemana Die Gestalten Verlag fue el punto de partida para la sucesión de encargos que la tienen hoy trabajando a tiempo completo.

De su Colombia natal viene la fascinación absoluta por la naturaleza, el uso de los colores, la alegría y la intensidad. “Es un país muy florecido, allí la gente no tiene miedo al uso de los colores”, explica. Tanta exuberancia condicionó su sentido estético, el cual es fácil percibir en su trabajo. Barcelona, en tanto, le aporta tranquilidad. “Me gusta mucho vivir en una ciudad tan peatonal, camino a casi todos los lugares donde quiero ir. Aparte de esto es también una ciudad en la que conviven muchas culturas, y esto también es una gran fuente de inspiración para mi trabajo”. Todo ello ha terminado por definir un arte que ella califica como “optimista” y que, además de mucho color, se caracteriza por sus imágenes de animales y también de niños.

Metódica y folclórica, lleva cual mantra una filosofía ilustrativa que se ha convertido en la clave para alcanzar la excelencia. “Estoy en una etapa de pensar muy bien hacia donde quiero dirigir mi marca, mi trabajo, de pensar qué es lo que quiero comunicar y cómo quiero hacerlo, más centrada en pensar en lo que yo quiero crear y no tanto en lo que los clientes esperan de mí”, explica. Pronto retomará su trabajo artístico, con miras a exponer.

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