En una calle tranquila y residencial de Vitacura, la Casa PIT reinterpreta la arquitectura moderna de los años sesenta desde una mirada actual. El proyecto, a cargo de Cristián Maze Ríos y Justyna Skrobanska, consistió en la ampliación y remodelación de una de las tres casas iguales que forman parte de un conjunto residencial construido en esa década.
El encargo consistió en agregar un segundo piso y reorganizar el primero para abrirlo a la vida familiar, creando un espacio común continuo donde la cocina, el comedor y el estar pudieran convivir de manera fluida. Así, la intervención no solo amplía la casa, sino que redefine su centro y propósito.
Parte del objetivo de esta remodelación fue hacerla manteniendo el carácter original de la casa, con sus techos planos, amplios aleros y proporciones horizontales, características propias de la arquitectura moderna del conjunto.
Sin embargo, el elemento más distintivo y narrativo del proyecto es la escalera helicoidal, una pieza que trasciende su función para convertirse en una escultura y el corazón articulador de la casa. Desde el comienzo, su posición fue el punto clave, ya que las restricciones del volumen original y las normas urbanísticas determinaron su ubicación, pero el diseño la transformó en mucho más que un elemento funcional.


Esta espiral, ubicada estratégicamente en el centro del primer piso, se materializa en una combinación de acero curvado, estructura de hormigón visto y peldaños en madera sólida de lenga, cuya geometría introduce un contrapunto visual que dinamiza la planta abierta y conduce de manera fluida el recorrido entre niveles.
Por su parte, la materialidad utilizada refuerza esa idea de continuidad entre tiempos: madera de encina, roble americano, acero y superficies blancas componen una paleta atemporal y coherente. Cada elemento se relaciona con los otros, sin artificios ni contrastes forzados. En los interiores, la carpintería de madera, diseñada en colaboración con DProject, unifica visualmente los espacios y aporta calidez doméstica, mientras la iluminación acentúa la textura de los materiales y la forma curva de la escalera.
La arquitectura se enfoca en la luz para revelar las texturas de estos materiales. El primer piso se abre completamente al jardín y fue reconfigurado para integrar cocina, living y comedor. Esta fluidez se refuerza con la gran lucarna de hormigón estratégicamente ubicada sobre la cocina, que inunda el espacio de luz, marcando un ritmo de sombras que cambia según la hora.


Los propietarios, que antes vivían en una casa de estilo neoclásico donde la escalera también era protagonista, llevaron consigo parte de su mobiliario y objetos, dotando a esta nueva vivienda de continuidad y memoria.
En definitiva, Casa PIT es una obra que combina oficio, técnica y sensibilidad, donde la arquitectura moderna de los años 60 se actualiza sin renunciar a su esencia. Una casa que se abre, se ordena y se ilumina a través de su corazón: una escalera que no solo conecta niveles, sino también épocas y maneras de habitar.






