Alejandra Domínguez creció inmersa en un ambiente artístico y rodeada de imágenes. Con formación en diseño visual y una exploración autodidacta a la fotografía – herramienta que la ha acompañado por años – hoy crea textiles inspirados en los símbolos que la han acompañado toda su vida.
Conversamos con ella para conocer la inspiración detrás de su proyecto en el que acerca esta simbología a las prendas para darles sentido y significado.
¿Cómo comenzó tu acercamiento a la simbología que plasmas en tus creaciones?
Siempre tuve curiosidad por los símbolos en general. La búsqueda de símbolos para mí es una historia que voy completando mientras me encuentro con estos dibujos en muros. El que más se me aparece -o quizás inconscientemente lo busco- es el lirio y la flor de lis, que justamente nace del lirio. Tengo archivos de distintos símbolos, desde corazones hasta símbolos espirituales, y para mí el tesoro es ver las distintas maneras en las que han sido creados, o las diferentes interpretaciones que se les dan. Ya sea que hayan sido representados en distintos tiempos o tonos, algo más formal, o algo más rápido, una luna clásica, luego una raya improvisada de luna rosada en la calle. Ese encuentro es lo que me hace vibrar.
La primera serie de símbolos que realicé vino de símbolos antiguos balcánicos. Quise traspasarlos en pañuelos de gran formato, para que pudieran acompañar al cuerpo y el movimiento. Como humanos siempre hemos acarreado símbolos, de diferentes maneras, y me interesa ahondar en eso: compartirlos para que las personas puedan usarlos, llevarlos vivos junto con el cuerpo y sentir cómo se activan al acompañarlos.
¿Cómo se gestó tu primera colección?
Me fui a India a seguir explorando lo textil y la ropa, donde produje una primera colección de ropa. Vivir en Jaipur, un lugar al que vuelvo todos los años, ha sido algo especial. Es un lugar con muchas posibilidades textiles, de mucha abundancia de oficios, en donde hay personas súper talentosas dispuestas a explorar técnicas de estampado y de bordado. Es un trabajo de aprendizaje bidireccional: por un lado, yo abro mi mente a nuevas técnicas y expertises, y, por el otro, el o la artesana también se abre a la forma en que yo miro esa técnica. Por ejemplo, a veces el tipo de bordado más nítido no es el que elijo para traspasar un símbolo específico y en vez, le propongo hacer una versión más genuina, suelta o como si pareciera algo menos perfecto. Ellos sienten que se ve feo, hay algo cómico en esa dinámica, pero al ver el resultado todo hace sentido. Es una nueva posibilidad para todos. Es una experiencia enriquecedora.
De todas tus prendas, ¿hay alguna con la que sientas una mayor conexión que con las otras?
Los pañuelos han sido el punto de partida y siempre lo que más emociona crear, por el solo hecho de que abracen al cuerpo y lo envuelvan. Hay algo en su origen, un elemento que existe desde que el humano necesitó protegerse del viento, sentirse acogido. La gente se emociona al llevarlos y sentir la seda natural junto a las imágenes que voy recolectando y luego estampando o bordando. De a poco comienzan a identificarse con los símbolos que están en esa prenda, y se transforman en algo íntimo. Ese gesto y los comentarios que llegan de personas que usan mis prendas me llenan de energía para seguir gestando estas situaciones.
¿Por qué traspasar tu conexión con los símbolos al mundo textil?
Para mí las prendas son lugares en los que puedo extender mi imaginario visual, mi anhelo, esa necesidad de hacer existir las imágenes y símbolos que uno quiere mostrar, llevar, compartir en otros cuerpos. Sin ser del mundo de la moda, hago prendas como canales para extender mis formas visuales y las que voy recolectando. Las creaciones que hago son intuitivas y sin planes de temporadas, cada año es una sorpresa, hasta para mí.
¿Cómo es tu proceso creativo?
Durante años en India me he dedicado a coleccionar imágenes y símbolos que encuentro en muros, en rincones y espacios públicos. Luego armo mis propias situaciones visuales desde ese material y creo pequeñas series de ropa y pañuelos. Tomar un símbolo dibujado hace cientos de años, colocarlo junto a otro que fue hecho hoy, y darles una nueva forma de ser. Hacerlos propios una vez más. No sé si sea una superstición, pero siento casi una responsabilidad de seguir construyendo esa historia, algo que hago con mucho goce.
Algunas veces los símbolos se aprecian directamente en la seda en una forma más gráfica, otras veces de forma más sutil en una combinación especial o extraña de colores que vi en un muro. Definir dónde irán y de qué manera, va a depender mucho del tipo de prenda y del uso que se le dé. Si es un vestido, trato de usar más estampados o un detalle pequeño bordado. Los pañuelos, en cambio, dan para usar más bordado. Si tengo ganas de hacer algo sin una función específica, los hago en pedazos de seda que luego enmarco o simplemente guardo para algún uso futuro.
¿Y cómo es el proceso de producción de los textiles?
Uso sedas y algodones naturales, la mayoría hilados a mano por artesanos, en India. Los bordados los hacemos con artesanos en mi estudio en Jaipur, y cuando no estoy en India lo hacemos a la distancia, poniendo especial atención en cada uno de los detalles. La ropa la produzco con dos talleres en Jaipur, que son de amigos diseñadores y del mundo textil. En India hay una gran tradición de telas que son hiladas a mano y es parte de la cultura y de la identidad India. Una tela hilada a mano es referida como “Khadi”. La gente en India siempre preferirá khadi por sobre lo otro, para un traje especial, o un pañuelo, o un sari. Se mantiene la tradición, y es beneficioso para el cuerpo, hay más valor y belleza.
Estudio en Jaipur
Fotografía: Mauricio Duarte @mauricioduartearratia
Styling: Sofía Jiménez @sjimeneza
Modelo: Lau Van Kilsdonk @lau.vankilsdonk
Maquillaje: Jose Lafrentz @maquillaje_joselafrentz
Locación: Cordillera de los Andes, Chile.
