Arte y Diseño

Los cuadros botánicos de María José Pucci

Pequeños extractos de la naturaleza transformados en piezas únicas, así se podría resumir el trabajo de esta artista chilena que, tras la pandemia, retomó sus trabajos con hojas y flores prensadas.

En su taller en la comuna de Lo Barnechea, María José Pucci (@upipetit) trabaja sagradamente todos las mañanas en sus cuadros botánicos. Su materia prima son flores y hojas que ella misma recolecta en un trabajo creativo que implica mirar, prensar y esperar, utilizando vegetación 100% chilena.

Su camino partió hace 18 años, mientras estudiaba arte en la Universidad del Desarrollo. En esa época se dedicó al grabado y a hacer esculturas con cochayuyo y piedras, siempre basada en la técnica del Land Art, una corriente del arte contemporáneo en la que el paisaje y la obra se unen. Luego, empezó a prensar hojas de eucaliptos para pintarlas y enmarcarlas.

Pero fue la pandemia la que despertó en ella un gran interés por la acuarela, a la que agregó flores prensadas para darle su propio sello y, tal como cuenta, se “obsesionó”.  “Me remontó a mi época universitaria de recolectar tesoros de la naturaleza, que están al alcance de todos y que nadie ve, pero que en un cuadro llaman la atención. La gente se acerca a mirarlos, a comentar lo que ven, me dicen: ‘oye, yo tengo una flor muy linda que quedaría perfecto si la prensas’ o ‘esa flor me evoca el jardín de mi abuela’”, cuenta.

Y es que hoy pétalos de anémonas, girasoles y bugambilias, entre otras, dan vida a sus cuadros. Herbarios, acuarelas de animales que se combinan con flores prensadas, iniciales de nombres y animales como dinosaurios elaborados con elementos de la naturaleza son parte de su catálogo. 

 

Su proceso creativo 

Su trabajo la tiene mirando y observando sin parar cada lugar en el que está. Sus cuadros están hechos 100% a mano y con precisión por ella, con un resultado siempre diferente. “Es lo que lo hace una obra única y auténtica, llena de poesía”, relata. 

“Vivo buscando flores y hojas, se ha hecho en mí un estilo de vida. En mi cartera siempre tengo un libro y una tijera, ya que si veo algo que me gusta lo prenso inmediatamente en un libro. Al principio sacaba más flores de las necesarias y muchas se marchitaban. Hoy, en línea con mi filosofía de eco responsabilidad, tengo un lema: «prensar lo que saques”, dice. 

Su taller es un verdadero laboratorio botánico: hojas y flores clasificadas por color, en prensas y dentro de libros esperando su momento. El proceso de secado dura ocho semanas. Luego de prensadas, las clasifica y selecciona para luego componer, pegar, enmarcar y personalizar con mensajes escritos a mano.

“Este oficio ha marcado en mi vida un antes y un después. Las flores fueron las herramientas que me faltaba para lanzarme a lo creativo. Hoy nadie me para”, sentencia. De hecho, cuenta que pronto va a estrenar un abecedario hecho en base a plantas.

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