Desde que aterrizas en Medellín, algo te sorprende. No es solo el clima —por algo la llaman la ciudad de la eterna primavera—, sino también su vegetación. Árboles, arbustos y plantas que solemos ver aquí en interiores crecen a más de dos metros de altura, envolviendo cada rincón de la ciudad en verde.
La arquitectura también habla: edificios que destacan por su audacia, construcciones que combinan historia y modernidad, y restaurantes diseñados con un nivel de detalle que despierta la pregunta inevitable: ¿por qué no estamos considerando a Medellín como una capital del diseño y la gastronomía?
Pero si hay un momento del año en que esta ciudad respira una energía única, es durante la semana de la moda. En plena temporada alta de creatividad y estilo, se celebra Colombiamoda, una de las ferias de moda más importantes de América Latina y que realiza Inexmoda, una fundación privada sin ánimo de lucro. En su edición número 36, el evento recibió a más de 60.000 asistentes de 50 países y reunió a 650 marcas expositoras, generando un impacto económico para Medellín que superó los 17,7 millones de dólares. Y para quienes la visitamos por primera vez, la experiencia fue reveladora.
“Hay mucha voluntad institucional. Como costó tanto atraer el turismo, la ciudad entiende la importancia de este evento. Todo lo hacemos de la mano con ellos”, comenta Leonor Hoyos, directora de ferias de Inexmoda.
Inexmoda nace hace 38 años para promover en ese momento las exportaciones de la industria de la moda en Colombia, cuenta Leonor. “Uno de los recursos que encontraron en ese minuto para promover la industria fueron las ferias. Ahí nació Colombiatex, que atiende la primera parte de la cadena (todo lo que se necesita para hacer una prenda). Al año siguiente nació Colombiamoda, que es una feria de producto terminado y que combina una muestra comercial con la semana de la moda con un summit”, agrega.
Es que Colombiamoda no es solo una feria: es un ecosistema vivo que une industria, talento, diseño y conversación. En la Plaza Mayor, el epicentro del evento, se cruzan compradores, diseñadores, periodistas y estudiantes en busca de inspiración. Durante tres días, se suceden pasarelas, encuentros de negocios, charlas, activaciones y lanzamientos en una agenda ininterrumpida.
“La dirección y producción de todo el evento y contenido es de un equipo interno. Tenemos agencias, proveedores y apoyo pero la estrategia es nuestra ”, explica Leonor. Inexmoda además tiene para Colombia la licencia alemana de Heimtextil, una feria de textiles para hogar y hotelería, y están proyectando para 2026 una feria enfocada en maquinaria y tecnología para la industria de la moda, llamada Nextech.
¿Qué ver y qué no perderse?
Los pabellones en Colombiamoda merecen un capítulo aparte. Hay uno de accesorios —carteras, joyas, zapatos—, otro dedicado a los trajes de baño y bikinis, otro especializado en denim, y uno más de insumos para la confección: desde botones y cierres hasta etiquetas y packaging. Incluso hay uno dedicado a la moda circular. El recorrido —la feria tiene una superficie total de 13.000 metros cuadrados— toma tiempo pero se disfruta.
Sin embargo, es fuera de los pabellones donde ocurre una magia distinta. La que reafirma a Colombia como un imán de creatividad. El desfile inaugural, a cargo de Agua Bendita en la emblemática Plaza Botero, marcó el tono. La icónica marca de trajes de baño y ropa de playa presentó dos colecciones: Hijas del Agua y Ocaso que simplemente brillaron. Más de 60 piezas desfilaron entre reggaetón y Buena Vista Social Club, en una celebración de la moda, la artesanía y el lujo con identidad.
La agenda no da tregua. Desfiles cada media hora —34 pasarelas donde participan alrededor de 400 modelos de todo Colombia—, eventos de marcas, almuerzos privados, cócteles, entrevistas y conversatorios se extienden por toda la ciudad. Medellín se transforma y el dresscode se vuelve una declaración: aquí, se respira moda.
“Nosotros en Colombia hemos ido evolucionando de forma natural para un mercado con una industria de tantos años. Arrancamos con una base industrial y de producción pero se ha ido transformando y hoy Colombia, más que ser una región textilera, es una plaza más de emprendedores, de diseño y de creación de marcas”, asegura Leonor Hoyos.




En esa línea, merece una mención especial la noche organizada por Vélez y la diseñadora Paula Mendoza, en la que marroquinería, joyería y moda se encontraron en una experiencia inolvidable.
Más allá de la feria, Medellín vibra diseño. Barrios como El Poblado y Laureles son perfectos para exploradores creativos. Tiendas como el concept store Makeno, el showroom de Paula Mendoza o el espacio de la diseñadora Andrea Landa son visitas obligadas, aunque más a modo de inspiración que de compras.


Un viaje a Medellín no estaría completo sin recorrer la Comuna 13, un símbolo de transformación urbana y cultural. Y si hablamos de gastronomía, algunos imperdibles: El Náufrago, con su coctelería sofisticada y cocina de autor; La Deriva, un rooftop que hace sentir la brisa del mar en pleno corazón urbano (ambos en el Hotel Click Clack); la experiencia visual y culinaria de Mal de Ojo, y las recetas italianas imperdibles de Olivia.




Y aunque quedaron muchos pendientes —el Jardín Botánico, el Parque Arví, el metrocable—, algo queda claro: a Medellín hay que volver.







