Lugar de descanso

Por fuera es una casa clásica, de esas típicas del barrio El Golf. Pero en su interior convergen todas las ideas, el trabajo y la habilidad para decorar de la artista argentina Elena Loson.

«Me gusta la decoración, pero yo no podría entrar a la casa de alguien y ponerme a opinar, lo encuentro algo súper personal”, comenta la artista argentina Elena Losón. Nacida en Rosario y criada en Buenos Aires, Elena llegó al país hace ocho años. En un viaje de estudios en Barcelona conoció al chileno que ahora es su marido, pololearon dos años a distancia, se casaron y ella se vino a Santiago. Se la pasa entre Buenos Aires y nuestra capital. Allá es representada por la galería Hache y este año ya ha expuesto individualmente en la Fundación Esteban Lisa, además de participar de Art Lima y Art Stgo. Su taller lo tiene en Bellavista, donde trabaja con papel, tonos pasteles, animales, y dibujo, mucho dibujo.

A esta casa llegó hace poco más de un año, para Elena fue amor a primera vista. Con piso de parquet y muros altos, a pesar de que es una construcción antigua, cada espacio es bien luminoso. Las ampliaciones –la cocina y la salita de estar, que originalmente se construyó para ser el dormitorio principal– también consideraron tragaluces y ventanales que llenan de luz cada rincón.

Es imposible no notar la similitud entre la obra de Elena y en cómo ha decorado cada uno de los espacios. El living parece ser uno más de sus cuadros. Con el gris y celeste como protagonistas y un toque minimalista, es un lugar amplio y acogedor. Ahí tiene varias de sus obras. Una serie de fotografías, un gran trabajo de plumón y grafito sobre el sofá y un dibujo de sus inicios como artista. En el pasillo tiene otra serie de dibujos en acrílico y grafito, al igual que Zita, que cuelga en la salita de estar.

Los tonos pasteles son una constante. En su pieza, en la de los niños, en la salita de estar, en el living, en el comedor y en el pasillo de la entrada, estos colores dan calor y crean un ambiente acogedor y relajado, atributos que también la caracterizan a ella. A Elena le gustan estos colores porque dice que con ellos “descansa en los espacios”.

Su casa la ha ido armando de a poco. No está repleta de cosas, porque sólo cuando ve algo que le gusta, lo compra. Sí es fanática de los papeles murales. El departamento en el que vivía antes con su marido y dos hijos, lo tenía entero empapelado. “Acá bajé un poco las revoluciones”, se ríe. En la pieza de Candelaria puso uno rosado con flores y pájaros, mientras en la de Santiago uno con globos. Elena pasa el dato: los compró en una página web que le encanta, Papeles de los 70.

Elena viene de la escuela del dibujo y por eso muchos de los materiales que usa tienen que ver con ese mundo. Para ella los animales son fuente de inspiración. Con ellos trata los temas de la ocupación y el traslado, donde la hoja de papel cumple la metáfora de territorio. Nunca pretende que los animales que dibuja parezcan reales. De hecho, empezó a representarlos cuando su hijo mayor cumplió un año y de sorpresa había esos típicos animalitos plásticos de juguete. Primero los hizo para decorar su pieza, y luego hizo una venta de taller donde se dio cuenta que los que se llevaban estos trabajos eran adultos, y no con propósitos infantiles, sino que para ellos mismos.

Desde que llegó a Santiago, siempre supo que quería vivir en un lugar donde pudiera resolver cosas caminando, donde los colegios de sus hijos quedaran cerca, que tuviera acceso al metro. Quería algo parecido a la vida que llevaba en Buenos Aires. Por eso eligió, junto a su marido, El Golf. Acá tienen vida de barrio. Trata de que al menos tres veces a la semana los niños almuercen con ella. Y en las tardes trabaja para la Fundación Nube, donde junto a la Municipalidad de Las Condes y un grupo de artistas, imparte cursos de arte y creatividad a colegios de la comuna en el Parque Padre Hurtado.

Los fines de semana siempre reciben gente y ahora que empieza a subir la temperatura, aprovechan todavía más la casa y el jardín. Bajo un enorme durazno en flor, la mesa de la terraza es el punto de encuentro con sus amigos. Como buena dupla chileno-argentina, son fanáticos de los asados. Aunque echa de menos a su familia en Argentina, le gusta la vida que tiene armada acá: su familia, su trabajo, sus amigos, y su casa.

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