La ciudad es un reflejo de la cultura. Al recorrerla y observar su arquitectura, sus calles y esculturas podemos obtener información sobre quiénes la habitan. Al mismo tiempo, las personas que la habitan se ven influidas por el espacio público, cargado de historia y simbolismo. De un tiempo a esta parte hemos ido entendiendo la relevancia de esos símbolos.
En Chile solo el 4,7% de los monumentos públicos conmemoran a mujeres (Consejo de Monumentos Nacionales 2021). De 621 monumentos, solo 29 corresponden a mujeres. La mayoría de las estatuas, bustos y demás expresiones conmemorativas fueron erigidas en honor a hombres, una realidad que se puede explicar desde una perspectiva histórica, pero que ha llegado el momento de cambiar.
Hay numerosas mujeres cuyos logros han enriquecido nuestra cultura desde distintos ámbitos. Sólo por nombrar algunas de importancia histórica como Inés de Suárez, Javiera Carrera y Paula Jaraquemada. O cuyo talento artístico nos maravilla hasta hoy como Gabriela Mistral, Violeta Parra, María Luisa Bombal y Margot Loyola. O mujeres activistas y pioneras como Amanda Labarca, Elena Caffarena, Irene Morales, Herminia Aburto y Sargento Candelaria Pérez. La mayoría de ellas no han tenido un justo reconocimiento en nuestras ciudades.
La excepción a la regla es Gabriela Mistral. Del total de monumentos a mujeres, el 45% conmemora a nuestra emblemática poetisa. Por razones obvias, la mayoría se ubican en las regiones del norte del país, cuya historia y afecto están fuertemente entrelazados a la Nobel de Literatura.
Sin duda estamos en deuda con mujeres que han cambiado y siguen cambiando la historia. Por eso Fundación Antenna y 13M se han aliado en un proyecto a largo plazo que convoca a artistas, a la ciudadanía y a los municipios a formar parte de Monumento de Mujer, cuyo fin es crear juntos un museo a cielo abierto dedicado a la mujer a lo largo de todo Chile. Se trata de una iniciativa participativa, donde la ciudadanía podrá elegir a las mujeres que quieran destacar y atesorar en sus ciudades. Por lo pronto, ya se crearon las dos primeras obras: Lee como niña, en Maipú y Moai Vahine, en la Isla de Pascua.
Dar espacio y visibilidad a la mujer en el entorno público es un proceso colectivo que se construye desde lo público, lo privado y la sociedad civil. Estos homenajes, plasmados desde diversos lenguajes artísticos, irán aportando nuevos símbolos a la gran tarea de seguir marcando el importante rol de la mujer en nuestra historia, en el presente y en los tiempos por venir, aportando referentes a las nuevas generaciones y figuras de la cultura chilena.
