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La Cooka: conservar la temporada, cultivar el recuerdo

Carmen Garrido no solo cultiva tomates, cultiva memorias. Fundadora de La Cooka, este proyecto de conservas artesanales nació de una historia de reinvención: dejó la veterinaria, se fue a vivir a la cordillera del Ñuble y decidió “meter la temporada en un frasco”. Así resume hoy su propósito: capturar lo mejor de cada estación —y de la vida— en productos hechos con las manos y con el corazón.

En su casa familiar de San Francisco de Mostazal, Carmen se dedica a cultivar, cocinar y conservar. Con un equipo compuesto exclusivamente por mujeres, La Cooka se encarga de todo el proceso, desde germinar las semillas hasta envasar los productos. “Hoy, más que nunca, importa saber quién produce lo que comemos. Este control total sobre la producción es lo que le da sentido a lo que hacemos”, explica.

Tomates de colores, pepinos dill, mermeladas de ají o cebolla con vino tinto, kétchup sin aditivos, puré de castañas y salsas caseras son parte del repertorio. Todo es artesanal, sin conservantes, de temporada y a escala humana. “Yo cosecho y al día siguiente entrego. No refrigero mis tomates. Trabajo como lo hacía mi abuela”, cuenta Carmen, quien aprendió las recetas de su infancia viendo a su abuela preparar dulces de membrillo, mermeladas y encurtidos.

Hoy sus productos están en panaderías y tiendas gourmet, pero no en el retail, decisión que defiende con firmeza. “Cuando una marca se industrializa, se pierde el sabor a cariño. Prefiero seguir siendo una empresa chica, cuidada, que se vende en lugares especiales”. Y lo cierto es que lo especial ha llevado a La Cooka muy lejos: sus tomates han conquistado a chefs como Carolina Bazán, y sus pepinos y salsas son buscados por panaderías, cafeterías y personas con dietas específicas que no encuentran alternativas en supermercados.

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Los tomates son el corazón de La Cooka. Carmen cultiva decenas de variedades —más de 90 el año pasado, espera 130 este año— y cada una le fascina por su sabor, color y versatilidad. “Rayo con los tomates”, dice. “Desde una sopa fría hasta un cóctel, tienen infinitas posibilidades. Son una locura”.

Ese amor por el tomate también se expresa en el Día del Tomate, una fiesta que organiza cada año junto a otros productores. En 2024, el evento en el Mercado Urbano Tobalaba reunió a más de 7.000 personas y 220 variedades de tomates. “Todos tenemos un recuerdo ligado a un pancito con tomate. El evento celebra eso: a los tomates de verdad, a los agricultores bacanes que nadie conoce y a una forma de alimentarse con respeto y sabor”.

Para el futuro, Carmen quiere seguir inventando sabores, explorando nuevas combinaciones y profundizando la conexión entre agricultores y cocineros. “Este mundo alcanza para todos”, dice. “Si yo no tengo capacidad de producción, qué bueno que otros sí puedan. Lo importante es que el trabajo bien hecho llegue a quienes lo valoran”, concluye.

Puedes conocer más de sus productos en su página web o seguir sus novedades en Instagram @lacook_a.

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