Arte

En Londres: Pintando con tijeras

Pasó a la historia por sus cuadros y esculturas, y también por ser el autor de la técnica del decoupage. El nombre de Henri Matisse quedó sellado para siempre gracias a sus monumentales collages creados con recortes de papel. Es precisamente a partir de estas últimas obras que la Tate Modern de Londres organizó una muestra en su honor. Más de 120 trabajos que reafirman por qué este francés es considerado uno de los personajes centrales del arte moderno internacional.

Es un gigante del arte moderno, uno de los más influyentes de su época y un colorista inigualable. Desde pinturas, esculturas, grabados, cerámicas y hasta originales tapices, el mundo detrás del francés Henri Matisse es mucho más grande que lo que muchos se imaginan.

Nació en 1869 en una pequeña y destartalada cabaña en Le Cateau-Cambrésis, un pueblito en el norte de Francia.

Estudiante de Leyes, a los 21 años cayó enfermo con apendicitis y mientras se recuperaba en cama, su mamá le regaló lápices y hojas para pintar. Desde ese minuto descubrió su verdadera pasión y dejó todo de lado para poder llevarla a cabo. Contra la voluntad de su padre, tomó un par de cursos en la Académie Julian para luego entrar a estudiar a la Escuela de Bellas Artes de París bajo la tutoría del simbolista Gustave Moreau.

Si bien en un comienzo la pintura, la escultura y el grabado fueron sus disciplinas más fuertes, cumplidos los 70 años su carrera dio un vuelco radical. Un feroz cáncer de colon lo hizo pensar que sus días estaban contados, pero una exitosa operación alargó su vida, aunque lo dejó en silla de ruedas para siempre. Esta condición le hizo muy difícil seguir pintando con caballete y lo llevó a idear una técnica que pasó a la historia.

Se trata de gouaches découpés o découpage, es decir, recortes de papeles de colores montados entre sí. “Tuvieron que pasar setenta años para alcanzar la etapa en la que estoy ahora, donde puedo decir lo que realmente quiero decir”, dijo en su minuto. “No se trata de una abdicación a la pintura o la escultura, sino más bien de una ‘pintura con tijeras’. Estas creaciones representan mi verdadero yo, libre, liberado. Como estoy obligado a estar en cama por mi estado de salud, hice en mi estudio un pequeño jardín lleno de hojas, frutas, pájaros… todas obras fabricadas por mí con estos papeles”.

Es a partir de estos últimos trabajos que la Tate Modern de Londres organizó la muestra Henri Matisse: The Cut-Outs. Son más de 120 obras jamás exhibidas juntas fuera de Francia, muchas de ellas ni siquiera presentadas en público. Trabajos exuberantes y de gran escala, ideados entre 1937 y 1954, e inspirados en la naturaleza muerta, el paisaje, el desnudo femenino y hasta su propio estudio.

Curada por Nicholas Cullinan y Nicholas Serota, la exposición incluye parte de los emblemáticos Desnudos azules, siendo el más importante Desnudo azul I, creado en 1952, dos años antes de su muerte. También está El caracol (1953), Memorias de Oceanía (1953) y Gran composición con máscaras (1953), trabajo de más de 10 metros de largo.

Además se recreó uno de los muros del taller de Matisse en Niza para dar cuenta de su modo de trabajar y ensamblar los papeles, y se incluyó el cortometraje Matisse Live, que muestra el tras bambalinas de esta exposición, entrevistas con sus amigos y fotos de él trabajando. “Un artista nunca debería ser un prisionero de sí mismo, prisionero del estilo, prisionero de una reputación o prisionero del éxito. Se trata de la libertad”, decía el artista, y sin duda que así lo hizo durante su vida.

Abierta al público hasta el 7 de septiembre en la Tate Modern de Londres.
www.tate.org.uk

 

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