Carta de presentación - Revista ED

Carta de presentación

Conoce bien a las chilenas y podría contar mil historias porque es la responsable del estilo de muchas en nuestro país. Francisca Torres cuenta sobre la difícil relación de las mujeres con su otro yo.

Pararse frente a Francisca Torres resulta un poco intimidante. Convengamos que ella es un amor, pero como es asesora de imagen, es imposible no preguntarse qué estará pensando sobre lo que uno lleva puesto. Su trabajo podría ser el sueño de una shopaholic. Vive vitrineando, probando, armando y desarmando, para finalmente comprar. Es lunes a mediodía y viene llegando de Falabella, donde cada semana define cuatro tendencias en moda que luego comenta en el blog Vivanlasmujeres.cl, de la misma tienda. Afuera llueve a cántaros, pero ella abre la puerta de su casa con las mangas arremangadas, su hija Delfina de 2 años en brazos, zapatos semi abiertos, nada de medias… también tiene una imagen que cuidar. “Finalmente es tu carta de presentación, refleja la manera en que quieres relacionarte con los demás, lo que quieres transmitir y comunicar. Y eso incluye no sólo la ropa, también la postura, los movimientos, hasta tu tono de voz, la manera de reírte…”.

Su relación con la moda no tiene ni un antes ni un después; ella simplemente nació con eso. Nunca pidió una muñeca para la Pascua, sino siempre ropa, pero asegura que no es de las que compran lo último que salió. “He tenido siempre el mismo look, que definiría como clásico con un sello muy femenino. Me gusta jugar con las mezclas de texturas, relajar unas lentejuelas con algodón o lana por ejemplo”. Sus referentes actuales: la italiana Aurora Sansone (quien trabaja codo a codo con Anna Dello Russo para Vogue Japón) y la brasilera Marina Larroude (editora de Style.com), además de las it girls Miroslava Duma y Bianca Brandolini.

Periodista de profesión, muy pronto se dio cuenta que lo suyo era la “puesta en escena”: partió con las vitrinas de la tienda de cremas y jabones VZ, para luego hacerse cargo de las de Jazmín Chebar en Chile, marca de la que además es embajadora. De ahí a ayudar a mujeres a lidiar con el clóset, un solo paso. Claro que el proceso no ha sido del todo fácil. “Como es de esperar, el trabajo de las asesoras de imagen está mucho más desarrollado en Estados Unidos y Europa que acá. La mayoría de las celebrities tienen a una persona que se preocupa no sólo de las apariciones más importantes, sino que del día a día. La más conocida es Rachel Zoe, pero para mí la mejor es Cher Coulter, una inglesa que tiene a clientes como Kate Cosworth, Nicole Richie y Sienna Miller, entre otras”. Y es que en Chile todavía hay muchos prejuicios hacia la gente que anda arreglada. “Es una sociedad que vincula la moda, el verse bien, con consumismo. A diferencia de otros países, el pelambre va para la que se arregló y va de punta en blanco y no para la que fue a comer a un restorán con polar. Curioso, pero es así”.

Por lo mismo, su trabajo como asesora de imagen le exige harta discreción; no con los famosos, pero sí con la gente común y corriente, esa que la llama pidiendo ayuda pero que le suplica “que no se vaya a saber”. Con la gente que está más expuesta a los medios, es otro cuento. “De alguna manera se crea una dependencia porque los veo todas las semanas y definimos qué usarán de lunes a viernes, desde los zapatos hasta los aros. Muchas veces me toca partir a cualquier hora a rescatar a alguien: la que no le entró la blusa que se compró y hay que rearmar la tenida, la que se levantó con el pie izquierdo y no se siente cómoda con lo que elegimos para ese día… Yo al principio pensaba que uno asesoraba y después la persona aprendía y seguía sola, pero no; es como cuando a ti te llevan a algún lado en auto y después te preguntan cómo llegaste… no tienes idea”. Partió con Constanza Santa María hace unos seis años, pero quizás su mejor vitrina fue Ena Von Baer en su etapa de vocera de gobierno, cuyas tenidas le valieron a Francisca varios aplausos. Hoy sigue asesorando a Santa María, además de Carolina Urrejola, Montserrat Álvarez y otros “rostros” de Canal 13.

Los años de experiencia le han dado un conocimiento sobre la relación de las mujeres con su imagen que ya se quisiera cualquier psicólogo. “Para los hombres la imagen todavía no es tema. Ellos con su pantalón beige y la camisa celeste están, no necesitan más. Las mujeres, en cambio, tienen cada vez más la inquietud de cómo verse bien y cómo sacarse partido”. Francisca todavía se impresiona al ver cómo una persona mejora su manera de enfrentar la vida cuando siente que se ve bien. “No hay mucha ciencia en esto ni tiene nada de frívolo: la buena presencia, verse y sentirse agradable ante los demás hace a las personas más seguras de sí mismas, lo cual mejora su desarrollo personal, profesional y social”.

Algo que los chilenos recién estamos entendiendo y que incluso las empresas están considerando. “Me toca dar harta charla sobre imagen en empresas porque la gente no conoce los códigos. Una vez tuve que ir a explicar el concepto de casual Friday porque lo que había empezado a pasar era que los viernes los trabajadores llegaban de buzo y Crocs”. Sólo uno de los tantos errores que Francisca identifica. “El mayor problema de los chilenos es que no tienen identidad propia. Copian y mal y terminan todos uniformados. Una amiga argentina que tiene una tienda de zapatos en Buenos Aires me contó una vez que a las chilenas es fácil reconocerlas por la actitud con que llegan a comprar: van directo a la caja a preguntar por un modelo específico –el mismo que se compró la amiga– y no se les ocurre ver si hay algo que les guste más… no, ellas quieren lo que ya está probado, se van a la segura”.

Otro gran vicio son las liquidaciones: “Para muchos la idea es ‘mientras más, mejor’ y ese es un gran error. Terminas gastando mucho más y más encima compras lo que dejó la ola, o sea, compras mal. Más vale comprar un par de cosas buenas, a muchas que después no vas a usar”.

Claro que ella igual es buena para comprar. “Voy al inicio de la temporada y reconozco que compro harto, caro y barato. Pero es una buena fórmula si después no vitrineas, porque quedas aperada y te las arreglas con eso”. Tiene un clóset inmenso y muy entretenido, con muchas cajas con pañuelos, cinturones y pashminas. Guarda cada bolsa que le pareció bonita y le cuesta muchísimo eliminar ropa, por lo que tiene muchas cosas de hace años y que por lo general tienen su historia. “Mi clóset es uno y ya. Para mí no existe el concepto de guardar lo de invierno o lo de verano, es todo bien atemporal. Y para vestirme, mezclo un montón; nada peor que andar vestida de marca de pies a cabeza”.

Viaja mucho, por trabajo y por gusto, y Miami es su punto de conexión. Para en el departamento de sus papás regularmente durante el año, donde aprovecha de vitrinear –“aunque no es ningún referente en cuanto a moda, me sirve para estar al día con las tendencias”– y hacer escala para ir a las semanas de Nueva York, Milán o París. Todo eso le ha ayudado a entrenar el ojo, a aprender y hasta para emprender: hace algunos años se dio cuenta que no existía en Chile una marca de ropa que ofreciera “básicos” de buena calidad. Junto a su mamá y hermana diseñadora crearon Candies, una tienda donde todo está hecho con algodón peruano; un lujo para el tacto. Ahí cumple el rol de jefa de producto, es decir, define desde el botón de una blusa hasta la altura a la que va un bolsillo.

Una vida muy movida que aún le deja tiempo y energía para su familia y para pensar en nuevos proyectos. Sabe que tiene harto que entregar.

  • Una propuesta sencilla y de calidad es la de Candies, la tienda que tiene Francisca Torres con su hermana y mamá.

  • Francisca Torres.

  • Francisca viaja seguido a Miami, a veces de vacaciones al departamento de sus papás, pero la mayoría por trabajo.

  • Allá conoce las nuevas colecciones de varias marcas importantes y se mantiene al tanto de las tendencias.

  • Caótico pero entretenido. Así es el closet de Francisca, quien se niega a botar ropa, por muy vieja que esté.

  • Su hija Delfina, quien se entretiene jugando con las pilchas de la mamá y no tiene problemas en posar para la foto.

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