Chateau Marmont: Un paseo por el infierno

Entre la calurosa humedad de su clima y el tráfico infernal de sus carreteras, Los Ángeles guarda entre sus encantos un refugio que ha sido testigo de los últimos 84 años de Hollywood: El Chateau Marmont, un hotel en el que se ha alojado desde Greta Garbo hasta Lindsay Lohan y en el todos se han preocupado de dejar un polémico recuerdo.

Su brillante decadencia les atrae. Escondido en una callecita que serpentea las colinas de la costa oeste, estrictamente en el 8221 de West Sunset Boulevard, es el lugar de esparcimiento, de perdición y de escape. Una fortaleza donde los famosos se refugian para curar sus adicciones, hacerse olvidar tras un escándalo, empezar sonados noviazgos u organizar fiestas exclusivas. Todo lejos del objetivo de los paparazzis. Bienvenidos al Chateau Marmont.

El hotel fue construido en 1929 como un edificio de departamentos, pero la depresión del 30 cambió las prioridades y el negocio tuvo un giro más comercial y diversificado. Hoy, su propietario es el célebre empresario hotelero André Balazs, quien le ha devuelto protagonismo y un nuevo aire, más orgulloso de su impronta decadente.

Su estilo español, mezclado con la arquitectura propia de los años 30, le dan un aura inevitablemente chic. Alojarse en el Chateau Marmont cuesta unos 600 dólares si pensamos en un alquiler simple, mientras un bungalow supera los 2.000. Son habitaciones enormes si las comparamos con las de cualquier otro hotel moderno y todas tienen algo de historia. Comencemos: Vivien Leigh, por ejemplo, llenó el suelo y las paredes de la suite 5D con fotos de su marido Laurence Olivier. James Dean se coló por una de sus ventanas en el casting de Rebelde sin Causa. Los integrantes de Led Zeppelin decidieron entretener una noche al resto de los huéspedes paseándose en moto por el lobby del hotel. También fue el lugar donde murió por sobredosis el comediante John Belushi, así como el fotógrafo Helmut Newton, tras chocar en auto contra uno de los muros del hotel.

Vale la pena entrar al bar del Marmont y tomar una copa en el salón principal. Por lo que cuesta un gin tonic puede sentirse parte de la realeza americana y por el mismo precio observe al resto del personal dentro de este ambiente selecto y de mucha clase. ¿Quiere comprobarlo? En 2007 le prohibieron la entrada permanente a Britney Spears, en cambio Lindsay Lohan estuvo hospedada en el Chateau durante 47 días entre los meses de junio y julio, consumió 686 dólares en cigarrillos, 386 en lavandería, y 2.000 en alimentos. Y no pagó nada. Hoy es declarada persona non-grata para el hotel, con prohibición de entrar. Así da gusto.

Bastante más apasionada es la historia de Jean Harlow, quien tuvo una relación con Clark Gable mientras celebraba su luna de miel con Harold Rosson en la habitación del lado. Britney Spears y Colin Farrell fueron pillados en la terraza de una de las suites por un astuto paparazzi que desveló su romance fugaz. Años antes, Elizabeth Taylor alquiló una planta del emblemático edificio para cuidar a Montgomery Clift después de que éste tuviera un accidente en auto. Johnny Depp se enamoró de Winona Ryder en el vestíbulo del hotel la noche de los Oscar. Scarlett Johansson y Benicio Del Toro compartieron habitación.

Por su parte, Roman Polanski, quien se hospedó allí al principio de su trágica relación con Sharon Tate, confesó: “En el Marmont cualquiera podía drogarse sólo husmeando los vapores que salían por las cerraduras de las habitaciones”. Se cuenta que entre estas paredes Billy Wilder escribió su primer guión para Hollywood en 1934 y declaró: “Prefiero dormir en el baño del Marmont que en cualquier otro hotel”. Y Harry Cohn, fundador de Columbia Pictures, dijo en 1939: «Si tienes que meterte en problemas, hazlo en el Chateau Marmont”. Aquella frase definió el ADN del hotel.

A pesar de la enorme popularidad del hotel, no hay excesivas imágenes históricas de lo ocurrido en su interior. Razón suficiente para erguir a la categoría de mito urbano a este lugar donde Greta Garbo y Howard Hughes vivieron largos periodos de su romance y Demi Moore posó desnuda con el cuerpo pintado para Annie Leibovitz. Todas anécdotas sabrosas de un hotel que para algunos, como Sofía Coppola, se convirtió en el escenario de su infancia: muchas de las estrellas y miembros del rodaje de las películas de Francis Ford, su padre, se alojaron en él. Es más, parte de la juventud de Sofía ocurrió en la habitación 59, donde seguramente vivió una vida igual de aburrida que la del protagonista de su película Somewhere, cuyo lugar de locación fue el mismísimo Chateau Marmont y que, tan fiel a su propuesta estética, lo filmó con melancolía y la sensación de una nostálgica resaca.

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