Lo de Ignacio García es el sueño del pibe: en vez de estar sentado trabajando de abogado –su profesión– optó por dedicar todas sus energías a crear su propio vivero, su gran pasión. Así de lunes a viernes se le puede ver recorriendo sus jardines en La Ligua y Las Salinas de Pullaly, analizando cada especie y asesorando a sus clientes. “Trabajar en lo que te gusta es lo más entretenido del mundo”, reconoce.
Durante toda su vida sintió una gran atracción por la jardinería y por saber cada vez más acerca de la flora de nuestro país. Bien autodidacta el hombre, en un principio leía decenas de libros y estaba siempre tratando de conseguirse la última publicación acerca del tema, pero con el paso del tiempo y el desarrollo de la tecnología, la investigación se le hizo cada vez más fácil y ahora se pasa varias horas en internet. Era tanto lo que le gustaba el tema, que un día su suegro le dio el mejor de los consejos: hacer de su hobby su trabajo. Como vivía en La Ligua, buscó un terreno en el mismo sector y de a poco fue recolectando distintas especies que debían tener una característica en común: ser aptas para zonas mediterráneas, es decir, que resistan veranos largos y calurosos e inviernos lluviosos pero cortos. Plantas que necesitan poco riego, una cualidad fundamental en gran parte de nuestro país. La decisión de especializarse en este tipo de especies no fue al azar, sino más bien el resultado de analizar la realidad de nuestro país. “Si vuelas en avión, te das cuenta que en Chile el desierto no se acaba”, comenta García, quien además tiene muy claro que el agua cada vez es más escasa y cara. “Yo no entiendo esa idea de hacer todos los jardines tipo ingleses, con tanto pasto. Eso está pensado para regiones en las que llueve más y es más fácil de mantener. Es un concepto totalmente opuesto a nuestra realidad”.
Con calma empezó la titánica tarea de recolectar las distintas especies que darían forma al vivero Pullally. La gran mayoría de ellas procedentes de zonas con similares condiciones climáticas como el oeste de Australia, Sudáfrica y California. Y lo que viene después es un proceso largo en el que se espera a que las nuevas semillas germinen, crezcan y se adapten bien. Sólo en ese momento están en condiciones para ser vendidas.
Suculentas en todas sus variedades y salvias son sólo algunas de las más de 500 especies que Ignacio tiene en su jardín, las que además tiene plantadas directamente en la tierra para que la gente se haga una idea más de cómo crecerán. Todas ellas aptas para la zona central –desde La Serena hasta Concepción–, para el interior y la costa. Por este motivo es que gran parte de su clientela está formada por veraneantes del sector, santiaguinos que conocen bien el dato y algunos de los principales paisajistas del país. “Los más innovadores”, dice Ignacio, ya que saben que en ese lugar podrán encontrar especies pocas veces antes vistas y prácticamente desconocidas para el común de la gente.
Ignacio García se ha preocupado de plantar cada una de las especies que tiene a la venta en su vivero, para que los clientes se hagan una idea clara de cómo se darán en sus jardines. Iniciativa gracias a la que ha creado un paisaje único en el lugar.
Salvia, kniphofia, aloe, imperata, scabiosa africana y suculentas son algunas de las 500 especies que se pueden ver en las sucursales de La Ligua y de Las Salinas de Pullaly, todas ellas provenientes de climas mediterráneos y que se dan muy bien en nuestro país.
