Es francesa, pero ha vivido más de 20 años en nuestro país y casi no se le nota su acento extranjero. Heredera de un garbo único –su mamá fue modelo del diseñador Pierre Balmain por diez años–, Agathe Porte no necesita trajes espectaculares ni brillos para verse estupenda; es de una belleza que llama la atención. Cero ligada al mundo de la moda, donde sí se mueve como pez en el agua es en los negocios; es la presidenta ejecutiva de BBDO, una de las agencias de publicidad más importantes de nuestro país. Y si bien su agenda está siempre a mil, se las ingenia para disfrutar de su familia al máximo, ir a los anticuarios y cuidar a sus caballos todo lo que pueda.
“Tengo una colección de hélices de avión de madera y bronce. Se la compré a un embajador de Francia que la tenía hace unos 15 años. Se deshizo de ella porque se iba de Chile y no tenía dónde guardarla. Me gusta porque son un objeto limpio, estético y que decora bien”.
“En el colegio, en Francia, nos obligaban a escribir con lapiceras. Me acostumbré y no sé escribir con otra cosa. Voy por ratos, cuando me aburro de escribir con una pluma cambio a otra. Tengo una colección y las guardo en una caja especial. La que más me gusta es una que heredé de mi papá. Un clásico modelo Parker de plata y que él siempre usó con tinta negra. Tenía muy linda letra”.
“Hoy trabajo en publicidad, pero cuando lo deje me gustaría tener un haras. Me encantan los caballos, cuidarlos, alimentarlos… Y mis tres hijos montan. De hecho uno de ellos va a competir por Chile en los próximos Juegos Olímpicos de China. Estas monturas son de él, las usa para los saltos y son francesas”.
“Esta medalla era de mi mamá y siempre la tengo puesta porque me recuerda a ella. Se la regaló el diseñador Pierre Balmain, con quien trabajó como modelo en los años 60. Tiene grabada una abeja, símbolo de los reyes de Francia, pero este señor se lo apropió y lo hizo el emblema de su marca”.
“Este anillo me lo regaló mi marido para una Navidad en honor a mi nombre, porque la piedra es una ágata. Es italiano y el anillo que más uso ahora”.
“En una época junté varios objetos peruanos. Este plato de piedra es grabado y original de la cultura Chavín”.
“En una de mis peregrinaciones por los anticuarios encontré esta cabeza de venado. Me gustó porque fue de un nieto o bisnieto de Otto Von Bismarck que vino al sur de Chile a cazar. Tiene su apellido impreso y me encantó por la historia”.
“Tener una blusa blanca es una obligación, es el básico en un clóset y, además, le queda bien a cualquiera. A mí me encantan, debo tener más de 30 y ocupan más de un metro de ancho del colgador. Me gusta cuidarlas a mí, las lavo yo a mano, estoy cien por ciento a cargo de ellas”.
“Esta colección de sacacorchos no es grande, pero va a serlo. Los he ido comprando en los anticuarios del Anfiteatro Lo Castillo. Me gusta que sean distintos. El negro es como un personaje con los brazos abiertos y también tengo uno de madera de parra”.
“Cuando llegué a Chile con mi marido no trajimos ningún mueble. Una de las pocas cosas que venían en mi maleta fue esta estatua de bronce de los años 20. Fue un regalo de mi abuela, que siempre tenía su mano sobre ella, porque decía que este metal toma su mejor color cuando se calienta”.
“En esta casa quise colgar sólo cuadros de artistas chilenos o latinoamericanos. Este óleo es de Omar Gatica y me gusta por sus colores y porque hace resaltar la decoración que es de tonos más neutros”.
“Estas fotos son de mi mama –Marie Terese Pouch de Vals– cuando era modelo de balmain. Son de los años 60 y fue la estrella del diseñador durante todo ese tiempo”.
“Este boulle se lo compré a una viejita que estaba vendiendo algunos de sus muebles en un departamento en Providencia. Me gustó mucho y también me encantó ella, su historia, lo que contaba. Además me acuerda de unos boulle que estaban en el dormitorio de mi abuelo cuando era chica y que teníamos prohibición de tocarlos”.
